Mi nueva realidad

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-Ya está lista la comida ¿Puedes avisar Lira?-. Dije levantando la voz.

-Estoy en ello Shirou-.

Estaba preparando la mesa para todos y un pensamiento me llegó a la cabeza.

-El tiempo paso muy rápido-. Murmuré mientras colocaba unos platos.

Llegué aquí hace unos 6 o 7 meses, la banda de Ekko me encontró en el río con unas varillas clavadas en el abdomen, me enfrente a el y cinco de sus compañeros pero terminé desmayandome.

Al siguiente día nos dimos cuenta que, nuestros idiomas eran distintos, como estábamos incomunicados seguí atado al gran tubo.

Está vez usaron más que esposas, me llevaron comida y agua en los días venideros, fue la pequeña Lira, ella también se encargo de enseñarme el idioma.

No puedo creer que aprendí lo básico con unos libros para niños, logré entender a las personas a las 2 meses más o menos.

Pero no estuve amarrado a ese tubo por mucho tiempo, si mis recuerdos no me traicionan, Ekko me saco de ahí a la semana tal vez se dió cuenta que ya no los atacaría.

A los 3 meses pude comunicarme fluidamente y eso vino con las preguntas, ¿Por qué estabas tirado ahí? ¿Quien eres? Etc...

Fue complicado eludir todo eso, justo ahora sigo fingiendo que mi memoria está fragmentada y solo tengo recuerdos vagos, dije que me tiraron de un bote.

Inventé que era técnico en un país llamado japon, como parecía en tan mal estado además de hablar un idioma distinto a ellos, me creyeron.

Al inicio no estaba convencido pero ahora lo tengo claro, estoy en otro mundo, creí que eran disparates míos pero no...

La geografía es totalmente diferente, también me sorprendió que aquí todos saben sobre la magia, por temas diversos yo no deje al descubierto mis conocimientos.

Tengo entendido que hay muy pocos magos como yo, y algunos son buscados por terrorismo entre otras cosas, la mayoría usa magia por medio de aparatos eléctricos.

Pasos veloces interrumpieron mi tren de pensamiento.

-¿Que hiciste hoy hermano?-. Grito un pequeño niño.

Una multitud de gente cruzo la puerta de la gran sala donde me encontraba, todos tomaron asiento de forma ordenada en la gigantesca mesa de metal.

Cabían al rededor de unas 30 personas, cuando comencé a entenderlos logré convencer a Ekko de dejarme la cocina.

Al inicio estaba reacio, dijo algo sobre envenenar a alguien, pero yo no haría algo tan horrible, el empezo a vigilarme cada que cocinaba y también me hacía comer antes que todos.

No puedo quejarme, haría lo mismo si estuviera en su lugar, después de un tiempo la pequeña Lira se quedó como supervisora, ya no se me concideraba peligroso o algo así dijo Ekko.

-Hoy hice palomas fritas-. Le contesté al niño.

Escuché una pequeña ovación mientras salía del comedor y me dirigía a mi habitación, las palomas son muy parecidas al pollo, fue difícil que Ekko me consiguiera aceite de cocina pero valió la pena

La habitación que me dieron es otra cosa extravagante, en la cloaca que me tenían amarrado había varias salidas, si tomabas la correcta llegabas a este lugar.

Era una clase de paraíso subterráneo, una planicie verde con un gran árbol en el centro, es una pequeña cueva con vegetación, aquí Ekko y su banda hicieron casas entre otras cosas.

Shirou Emiya en ArcaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora