🧡 Más que miradas 🧡

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Todo comenzó en una fría noche de invierno

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Todo comenzó en una fría noche de invierno. 

Cuando la nieve caía, y el frió viento solo hacia que Angelo decidiera solo querer estar en su hogar calientito mientras su cabeza apenas salía de su caparazón. 

Tarareaba una canción mientras esperaba a sus hermanos que habían ido a buscar a April para sus típicas noches de baloncesto que en realidad en invierno cambiaban para que fueran guerras de bolas de nieve o algo de patinaje sobre hielo. Descubrieron que en realidad, eran bastante fanáticos de eso, en especial Leonardo con April luego de que Casey jr los invitara. 

Angelo ni siquiera pensó en sentarse en la orilla del edificio para esperar. Ni él sabe porque decidió aceptar cuando fácilmente podría estar en su cama acostado. Le gustaba salir, claro que sí. Y le gustaba pasar el tiempo con su hermana, pero definitivamente el frío no era lo suyo. Al menos no desde lo del Kraang. Sus manos eran bastante propensas a doler por el frío. Así que intentaba siempre mantenerlas calientes. 

Cómo sea. Angelo solo quería algo calientito y descansar un poco. 

Sin embargo, sus pensamientos se detuvieron cuando una suave melodía llegó a sus oídos. 

No creyó que alguien más estaría allí. Y en realidad tampoco era bueno. 

Así que con bastante rapidez intentó ocultarse y buscar con la mirada a quien fuera que estuviera haciendo aquella melodía. 

Su vista de inmediato se fijó en el edificio de al frente, el de la otra calle frente a él.

Una chica de espaldas a él tocaba suavemente el violín, mientras su cabello ondeaba con el viento que soplaba por ser invierno. 

No traía ropa para la ocasión y solo llevaba un vestido, lo cuál era bastante extraño. 

Angelo no pudo evitar pensar que, a pesar de todo eso, la vista que tenía de ella, era angelical. 

Ella era un ángel. 

Llamado por la curiosidad mientras la melodía sonaba, decidió ir a verla de más cerca. Tal vez podría ver su rostro, no podía verlo desde donde estaba. Tal vez podría saber quién era, aunque no debería. 

Tal vez podría... 

—¿Quién eres? – Su voz era temerosa, llena de miedo mientras tomaba el estuche de su violín e intentaba alejarse. 

Angelo se detuvo cuando entendió que fue descubierto. Aún en las sombras, nervioso por lo que podría pasar, la observó de espaldas a él. Notando como temblaba y como intentaba ocultarse. 

—Deberías abrigarte ¿No crees? – Habló él. Ella se encrispó antes de asentir nerviosa, esperando que eso fuera lo último que dijera. —¿No hablas mucho? – 

—Si hablo... – Respondió ella. 

Sus pasos fueron algo torpes mientras intentaba llegar a la puerta y abrirla. 

Pequeñas Historias De Amor Con Las TortugasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora