61: BAJO LA SOMBRA DEL PASADO II

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Un callejón sin salida. Sentado en la bulliciosa cafetería, Aidan contempló a Darick durante minutos, esperando algún gesto que lo delatara. Sin importar cuán pequeño fuera, algo que lo hiciera sentir mejor. ¿Cómo era posible que semanas de investigación no lo hubieran conducido a ninguna parte? Ni siquiera un nombre o una fecha. Ni una maldita cosa. ¿Qué clase de locura era esa?

Darick mantuvo los ojos firmes en los suyos, con aquella expresión indescifrable en el rostro, mientras se reclinaba sobre el respaldo de la silla y doblaba los brazos encima del pecho. El mundo alrededor pareció detenerse, silenciándose por completo para dejarlo solo con las ideas de su mente. Aidan ni siquiera se fijó en cuando el café negro fue dejado ante él junto con el desayuno por la joven camarera que le guiñó el ojo.

Blanco. Vacío. Silencio. Nada. Sintió la necesidad de reírse, de burlarse de la situación y de sí mismo. El nudo en su garganta se lo impidió. Esto era una completa porquería. Tuvo que tragar con fuerza para que baraja de una vez por todas. No obstante, antes de que pudiera pronunciar palabra, Darick continuó:

—Quita esa cara. Lo que dije fue que todo desapareció; no que no hubiera encontrado nada.

—¿Y qué encontraste?

—Cualquier registro que existiera sobre tu familia, incluso la herencia, desapareció. Sin embargo, pude seguir el pequeño rastro. Me llevó a los hermanos O'Connell. Uno de ellos.

—Déjame adivinar: Markus.

—Nicholas, en realidad. Pero no descartaría al otro. Tú y yo sabemos que siempre fue el que tomó las decisiones.

—¿Algo más?

Darick vaciló, evitando su mirada. Por un momento, pareció excesivamente interesado en su taza de chocolate y en los panqueques que había dejado enfriar; la decoración y la suave música que los envolvía; las personas que ingresaban al modesto local en las profundidades de Raven's Roost; incluso sus uñas teñidas de negro. Para Aidan fue un indicio de que lo que fuera que hubiera encontrado, era terrible. Al menos para él.

»Suéltalo ya, MacCeallaigh.

—La cosa es... —Tomó aire y lo dejó salir despacio—. Logré acceder a los archivos de tu hermano. Alguien llegó antes y los borró; pero dejó un mensaje: «Nunca olvides. No confíes. Nunca ames». ¿Tiene sentido para ti?

Por supuesto que lo hacía. Aidan apretó la mano alrededor de la cuchara y la dobló, furioso como en pocas ocasiones. Así que no se equivocó al respecto: Ghoul lo había traicionado. ¿Por qué? ¿Qué ganaba él en esta situación? Lo que fuera, lo averiguaría pronto.

—Gracias. Estoy en deuda —respondió, levantándose.

—¿Necesitas algo más?

—Recoge a Kenneth, llévalo a casa y quédate con él hasta que vuelva. Después de lo que pasó, no quiero dejarlo solo. No te preocupes, te pagaré.

El Colmillo del Diablo | INFERNUM 1 | MPREGWhere stories live. Discover now