10-Martin

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Entre de nuevo a la clase vacía con la respiración agitada por la ansiedad y sin saber qué hacer. Saqué el móvil de mi mochila y marqué el número de Paul.

¿Diga?—me respondió con tranquilidad.

¿Paul?—pregunte nervioso aunque ni siquiera supe porque, sabía perfectamente que había marcado el número correcto y además, reconocería su voz en cualquier sitio.

Martin, tío ¿qué pasa?—preguntó al notar el nerviosismo en mi voz.

Estoy en la uni, y un chico que acaba de preguntar que haga un trabajo con él—dije hablando rápido.

Ehh... ¡Eso es bueno!

Quiero decirle que si, en serio, pero no se que hacer luego.—dije nervioso y le escuché reír a través del teléfono. No era de esas risas burlonas, sino esas risas que te daban tranquilidad y seguridad.

¿Qué tal si le llevas a casa? Empezáis el trabajo y os hacéis amigos—abrí los ojos con sorpresa al escuchar su palabras.

¿¡Qué le lleve a casa!?—pregunté casi con pánico en mi voz.

Si. Mira, hacemos una cosa. Ahora mismo me voy a casa. Si el chico me da malas vibras pongo una excusa para que se vaya, sino os dejo tranquilos y tú solo tendrás que ser tú mismo, si no le caes bien será él el primero en alejarse, Martin. No te preocupes, ¿vale?—de alguna manera, sus palabras me tranquilizaron. Me fiaba de Paul, y sabía que si el chico hacía algo mínimamente malo lo echaría a patadas.

Vale, vale—dije algo más calmado—Gracias, Paul.

Martin—me llamó para asegurarse de que no había colgado aún.

¿Qué?

Te quiero—mi corazón se encogió y una sonrisa se formó en mis labios.

Yo también—dije y colgué el teléfono, lo volví a guardar y salí de nuevo preparado para hablar con el chico.

—Perdona, no encontraba el móvil—él me dio una sonrisa nerviosa y asintió.

—No te preocupes—me dijo—entonces...—yo asentí.

—Me-Me encantaría hacer el trabajo contigo—él sonrió más aún y una pequeña sonrisa se formó en mis labios, forzada pero al menos era una sonrisa.—Si tienes tiempo libre, alomejor te gustaría venir a mi piso e ir avanzando con el proyecto—dije mirando al suelo con nerviosismo y él respondió casi sin pensarlo.

—¡Sí, si! O sea, puedo avisar a mis compañeros de piso de que llegaré un poco más tarde, no pasa nada—yo asentí y comencé a caminar. Con él siguiéndote.—¿Y...vives solo?—yo negué mientras él caminaba a mi lado.

—Con dos amigas mías, Ruslana y Chiara.—no quería sonar borde, pero realmente no tenía mucho más que decir.

El resto del camino, fuimos caminando en un silencio algo incómodo, pero mientras a Juanjo se le veía feliz admirando el paisaje, yo estaba dándole vueltas a la cabeza pensando en cómo romper el silencio.

—A lo mejor, ha sido un poco raro que te invite a mi casa así de repente. Lo siento—bajé la cabeza con nerviosismo e inseguridad en mis palabras y él negó despreocupado.

—Que va, además, así nos conocemos mejor ¿no? Me refiero, si vamos a tener que hacer un trabajo de por lo menos un mes molaría conocernos bien y todo eso—si os digo la verdad, me pareció curioso que Juanjo aceptara. Me refiero, si un chico que no conozco de nada me pudiera ir a su casa yo diría que no, está claro.

So it goes...JuantinWhere stories live. Discover now