Manipulador

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Cada lunes era igual de difícil y rutinario como todos los demás.
La alarma del despertador sonaba seis y media en punto, pero Enzo ya había abierto los ojos cinco minutos antes.

Aún en la penumbra que prestaba la cortina oscura, se sentó en la cama apoyando sus pies en el suelo; no quería ir a trabajar, el fin de semana había sido tan relajante y divertido que la mera idea de pasar ocho horas sentado en esa oficina lo consumía entero.

Bostezo y vio su traje listo y preparado colgando de una percha en la puerta del ropero; debajo había preparado también un par de zapatos lustrados.

Con esfuerzo se levantó y salió del cuarto, todavía estaba a tiempo de darse una ducha.
Bajo el agua tibia supo a ciencia cierta que ese lunes iba a ser el más caluroso del verano, podía respirarse un aire abrumador.

Luego del baño, volvió al cuarto listo para vestirse y al entrar su mirada chocó directamente con la de Matias, que se había despertado.

-bebé, apagué la alarma para que no te moleste-le dijo tomando la ropa y dejandola en la cama para empezar a vestirse.

-no puedo dormir si no estás al lado mio-le dijo casi con los ojos aún cerrados y el pelo tan despeinado que parecía en punta

-no se puede ser más mentiroso-dijo Enzo sonriendo. empezó por ponerse la camisa y luego el pantalón.
mientras se acomodaba la camisa dentro del pantalón para luego ajustarlo con el cinturón vio como Mati estiraba sus brazos bostezando; su remera corta se levantó hasta la mitad de su pecho y vio esa piel expuesta, marcada por sus manos la noche anterior, se apenó un poco por eso.

Matias, que sintió la mirada ajena en su cuerpo, se miró el pecho

-me hiciste mierda, sos re bruto

-la verdad que si-dijo él, ahora poniéndose la corbata-voy a ser más suave...

-ni en pedo-respondió el menor gateando por la cama hasta acercarse a su hombre. arrodillado ante él lo tomó por la parte gruesa de la corbata y tiró de ella haciendo que Enzo se siente. cuándo lo tuvo exacto como quería se subió sobre sus piernas y le abrazó el cuello, subiendole las manos hasta el pelo húmedo-me gusta cuándo me dejas todo marcado, me calienta, es como si me dejaras en claro que soy tuyo

Enzo le apoyó las manos en la cadera y se dejó besar cerrando los ojos, el corazón empezó a bombear la sangre a un ritmo más rápido y su piel ahora parecía arder.

-sos mio, pendejo, sos todo mío

Pronto ambos se besaban y acariciaban mientras el clima de la habitación se volvía más denso; estaban excitados pero el tiempo se agotaba y Enzo tuvo que detenerlo

-basta, mi amor, me tengo que ir-le dijo apenado, no había cosa que deseara más que no hacerlo.cada vez que intentaba levantarse, Matias se colgaba de su cuello y lo arrojaba hacia atrás.

-quedate acá, es aburrido trabajar-respondió, aún intentando detenerlo

-lo es, pero las cuentas no se pagan solas, bebé-había podido safarse de su abrazo pero le tomó la cara para dejarle un largo beso en los labios-vengo a la hora de siempre ¿si?

-bueno...¿me dejas plata?

-ya sabes dónde está, agarra la que quieras

Mati salió de encima y Enzo se puso los zapatos.
de reojo lo vio con el celular y una duda se instaló en su mente

-no vas a salir ¿no?

-si, estoy de vacaciones

-¿vacaciones de qué?

-bue, ¿me estás echando en cara algo?

-no, sabes que te prefiero acá, pero no me gusta que salgas sin mí

Mati dejó el celular a un lado y lo miró

-¿no tenés ganas de ser más tóxico?

-no se trata de eso...

-mira-dijo él, sacándose la remera-voy a pasear pero cuándo vengas voy a estar acá ¿si?

-no

-Enzo...

-esperame y te llevó a dónde quieras

-pareces mi papá, boludo, no lo sos

-te estoy cuidando

-me estás controlando

Enzo se acercó hasta él y se sentó a su lado.
le acarició la cabeza acomodandole el pelo y le besó la frente

-solo quiero cuidarte, nene, cuándo vengo te llevo a donde quieras, y te voy a buscar ¿si?

-amor...

-¿si?-le preguntó antes de besarlo sobre los labios-¿vas a ser un nene bueno?

-sos tan manipulador...

-¿vas a ser un nene bueno para mi?

Matias suspiró y dijo que sí, asi que Enzo satisfecho, se fue a trabajar.

Pero Matias no era un nene bueno, o al menos no todo el tiempo.

Te amo, pagas mi alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora