La red

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Esteban no tenía idea de como llevar a casa a este chico que solo conocía de vista, en contadas ocasiones.
era Matias, el pendejo que vivía con Enzo, y no mucho más que eso, y ahora que lo tenía en su departamento pequeño, sentado en la mesa de su comedor, se daba cuenta de que estaba con un completo extraño.

Le preparó un café, el chico no dejaba de llorar e intentar comunicarse sin éxito con Enzo.

-ya se le va a pasar-le dijo dejandole la taza humeante en frente-Enzo es sensible y claro que lo que hiciste no estuvo para nada bien pero confío en que lo van a arreglar

Mati dejó el celular en la mesa y lo miró mientras apoyaba las manos en la taza de cerámica

-¿y si no? ¿me puedo quedar acá?

Esteban se acomodó el pelo con ambas manos y se sentó en la silla frente al pibe

-¿no tenes un amigo? ¿un familiar?

Mati negó con la cabeza y dio el primer sorbo de café

-bueno, tranquilo, algo se nos va a ocurrir. por lo pronto nos vamos a dormir ¿te parece? mañana será otro día

-está bien

-hacelo en mi cama, yo me quedo en el sillón

-no, re cara dura, yo agarro el sillón

-no, no, dormí en mi cama, veni que te acompaño

Mati tomó la taza y lo siguió hasta el cuarto.
La habitación de Esteban era extremadamente ordenada y limpia, muy de soltero; Mati dejó la taza en la mesa de luz y se sentó en la cama mientras el dueño de casa tomaba algunas cosas del ropero.

-toma, te presto una remera, te va a quedar un poco larga seguro pero asi vas a estar más cómodo

se quedó allí viendo como Mati se sacaba la remera que tenía puesta y la dejaba en el piso hecha un bollo.
Cuando se inclinó a tomarla, el pibe se puso de pie y él pudo verle el pecho desnudo; no era el cuerpo de un hombre de veintidós años, parecía el de un adolescente, sin vello ni aparente músculos a la vista.

Lo vio ponerse su remera que como él imaginó, le quedaba muy grande, y cuando iba a sacarse el pantalón, lo detuvo

-para, para que me voy

Mati,con el cinturón a medio sacar, se rió

-¿que pasa? ¿nunca viste un tipo en boxer?

-no si ese tipo es el novio de un amigo

-no me vas a coger con la mirada, Esteban, tranquilo

Esteban se rió nervioso y tomó las mantas que había agarrado para llevar al sillón.
caminó hasta la puerta pero antes de salir por ella volvió a escuchar su voz

-y si lo haces tampoco voy a decir nada, me porto bien yo

-si te portaras bien no estarías acá-le dijo sin mirarlo y cerró la puerta

●●●

Aquélla noche Esteban durmió mal.
el sillón era cómodo para sentarse un rato pero no para dormir o intentar hacerlo durante horas.
se levantó y miró su celular, Enzo le había preguntado si todo estaba bien; él le respondió que si y que debería arreglar las cosas con el pibe. No recibió respuesta a eso.

Mientras terminaba de preparar el desayuno vio a Matias, con su remera que le cubría apenas la mitad de los muslos, sentarse a la mesa.

-¿que tomas? tengo café, té...mate yo no tomo hasta después del mediodía, pero si queres...

Te amo, pagas mi alquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora