un encuentro inesperado

CAPÍTULO CATORCE

porfa id comentando y votando, me ayuda mucho <33

Alejandra.

Tres días antes.

Me sorprendo cuando me levanto por la mañana y veo que mi madre está preparando la comida

- ¡Mamá! - le saludo y voy a darle un abrazo - ¿Te han dado turno libre hoy? - pregunto, emocionada.

- No, hija, esta noche debo volver - dice ella, y noto como se va la sonrisa de mi cara. Ella también parece notarlo - Perdón - dice.

- Siempre es igual, mamá - le digo yo, ya cansada - Supongo que tampoco vendrás ni a verme al nacional ni al baile de Navidad - le digo, enfadada.

- Sabes que trabajo, Alejandra... - dice ella, con mirada triste.

- Ni Alejandra ni mierdas, sabes que ese trabajo se esta cargando tu vida - le digo yo - y nuestra relación. Yo no pongo pegas ni nada, pero no es normal volver la mayoría de días a casa y estar completamente sola - le digo, y ella agacha la cabeza.

Me siento mal por ella, pero también me siento mal por mí, porque parece que ya ni tengo madre. Que se que así me mantiene, pero ya cansa. Le está matando, y la mitad del dinero con la que me mantengo me la da mi hermano, así que tampoco sirve de mucho.

- Perdón... - me dice, pero se completamente que no está ni arrepentida ni nada, ella es así, parece que no tenga ni sentimientos ni nada. A veces me pregunto cómo he salido así de ella.

Y siempre que está en casa, que son pocas veces, siempre hay peleas, riñas, mierdas.

A veces hecho de menos a mi padre.

Hablando de mi padre, tengo que ir a visitarlo, y... tengo una idea.

Como con mi madre en silencio, porque sé que no se piensa disculpar, y yo menos. Se respira mucha tensión en el ambiente, y lo que más quiero ahora mismo es huir de aquí.

- Gracias por la comida - le digo yo, mirándola, aunque ella no se digna ni a verme a los ojos. Si, estaré enfadada, pero al educación nunca ser pierde.

Cuando terminamos de comer, me encierro en mi habitación, hasta las cuatro. Cuando llega esa hora, decido ponerme unas zapatillas y un abrigo y me dispongo a salir de mi casa.

- ¿A dónde vas? - me dice mi madre.

- Con Lucía - le respondo.

- ¿Quién es Lucia? - A veces se me olvida que ni siquiera la conoce. Me río, amargada.

- Mi amiga - le respondo antes de salir y cerrar la puerta.

Me recorro la urbanización hasta su casa, pensando en si dirá que estoy loca por aparecer en su casa a estas horas, y en si aceptará a acompañarme.

Hace tiempo quería que Lucía supiese lo de mi padre, no se si es muy buena idea, si se va a espantar o algo, y como tengo que visitarlo, aprovecho y a ver si sale bien la cosa.