Capítulo 19

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Al terminar la jornada laboral ella tomo un taxi a su antigua casa, luego de vestirse como Tessa, salió nuevamente esperando tomar un taxi hacia la mansión Anderson, pero se dio cuenta de que otra persona ya estaba al pie de su casa

—No sabía que pasarías por mí. —dijo en cuanto se acercó al carro reconociéndolo

—Sabes, hay que encontrar un método más eficiente para irnos juntos. —le contesto Julian desde adentro

—Sabes, es raro verte manejando a ti

—No dependo de mi personal para todas las cosas

—¿Sabes hacer de todo?

—Soy un adulto funcional, Tessa. —soltó mientras empezó a chequear su celular

—¿Cocinar? ¿barrer? ¿trapear?

—Si. Si. Si.—contesto sin siquiera levantar su vista de la pantalla. —ahora súbete, y abróchate el cinturón, nos vamos a casa

A casa...

Tessa aun no había tenido tiempo para poder llamarle a la mansión su casa.

Ella asintió y obedeció —¿Qué es eso que tienes allá atrás?— pregunto mientras miraba por el retrovisor

—Una especie de lona.

Tessa evito soltar una carcajada —eso... eso lo dices por...

—No volveré a dormir en el suelo —soltó el contundente

—Hay miles de habitaciones en tu hogar, —le dice ella —tan solo podrías tomar una.—propone

El negó — no. No puedo. El personal se daría cuenta y hablaría. Sería raro ¿no? Primer dia y el matrimonio feliz ya tiene problemas

—Aun no estamos casados. Y ya de por si puede traer controversia el hecho de juntarse sin estar casados

—Estamos comprometidos, es prácticamente lo mismo— suelta el despreocupado mientras da vuelta a otra calle.

Tessa se acomoda en el asiento dispuesta a callarse y tan solo disfrutar del camino.

Luego de casi una hora llegan a la mansión.

—Tu hogar queda muy lejos, —menciona cuando nota que se ha estacionado — el transporte de aquí a la empresa es caro

—Lo sé— dice el —por eso ya he depositado en tu cuenta una suma generosa de dinero para que costees eso.

—¿Qué? ¿Cuándo? — entonces ella saca rápidamente su celular y entra en la aplicación de su banco. Y sí. Efectivamente ahí estaba. —¿tengo que devolverte esto?

—¿El dinero?— el niega —no. Es parte del contrato que firmaste. Prometí proveerte de todo eso. Y hablando de eso, —lo piensa — deberé ordenarte más ropa.

—¿Ropa?

—La que trajiste ayer no es suficiente. Casi no tienes nada de ropa que luzca... bueno... ya sabes...

Ella frunció el ceño —¿Qué?— le insto a seguir

El desvía la vista de sus ojos acusadores—Femenina. —dice apenado, y luego se aclara la garganta

Ella resoplo —pues discúlpame, pero siendo una persona que se hace pasar por un hombre que usa traje y corbata de lunes a viernes, no puedes culparme. Y los dos días libres voy al hospital asi. No he necesitado esa ropa desde hace mucho tiempo. Y con los gastos de mi hermano no me atrevo tampoco a ocuparlo en cosas tan banales.

—¿Llamas banal a la vestimenta? Es necesaria para el dia a dia. —le contradice el

—No es un producto de primera necesidad

—Según internet, lo es— le sonríe

Ella se rinde con él y abre la puerta para bajarse

—Tessa... Tessa... espera... no debes bajar asi.

—No me digas, ¿debo esperarte para que tú me abras la puerta y lucir como un completo caballero?— suelta con sarcasmo

—Debemos interpretar bien nuestros papeles.

Y al mirarlo se da cuenta de que el chico de traje azul marino y reloj costoso tiene razón.

¿En qué estaba metida? Otras chicas estarían felices de estar aquí, prácticamente viviendo el sueño. Mucho dinero y un hombre atractivo. ¿pero porque a ella todo esto le molestaba?

—La farsa debe continuar... —murmuro por lo bajo. Un susurro casi imposible de oír.

Julian, quien efectivamente había estado ajeno a sus palabras la tomo del brazo y juntos entraron a la mansión. Aquel lugar donde se mantenía un secreto.

—Te daré unas revistas más tarde para que elijas todas las prendas que te gusten

En ese momento Tessa razona algo en su cabeza —¿Cómo sabes que no tengo mucha ropa de mujer?— y lo preguntaba porque Julian no parecía hablar desde la intuición.

—¿Deducción?— de pronto lucía un poco nervioso

—Julian.

El la mira por fin, y sus ojos azules no vacilan —revise tu armario

—¿R-revisaste mi ropa?— ella se pone colorada

—Bueno, en teoría también es mi armario —suelta con lógica

—¡Julian!

Él sonríe y se acerca más a ella —amor, has silencio, no queremos que alguien nos escuche —le murmura suavemente

Ella nunca había tenido la voz de Julian en este tono. En uno íntimo y cómplice, y tan cercano.

—No me llames amor. Nadie nos está escuchando.

El pareció quitarle importancia a su comentario y tan solo siguieron caminando hasta que llegaron a su habitación.

—Bueno, puedes bajar a cenar

—¿No lo harás tu?

—No tengo hambre —confeso.

—Yo tampoco— dijo rápidamente Tessa

El la miro curioso. —En ese caso... quizás sea mejor tan solo dormir.

Ella asintió. —m-me... me meteré a bañar primero.

Él se quita de la puerta que estaba bloqueando, dándole el espacio suficiente para que asi ella pasara hacia el cuarto del baño —adelante.

Y todo en él ahora la pone nerviosa.

Media hora más tarde, Tessa se encuentra limpia y fresca. Ella nota rápidamente que Julian ha puesto la lona en el suelo. —puedo dormir ahí si quieres. Y tú tomar esta noche la cama. Es lo justo —le comenta

Julian, sentado desde el suelo niega. Incluso parecía que la hubiera estado esperando —No. No. Eres la invitada. Jamás haría eso. —él se levanta —bueno, me iré a bañar yo ahora

Tessa asiente y se va al armario. —Arreglare un poco la ropa —dijo

—Claro— dijo Julian sin importancia.

Ella se dio la vuelta y empezó a hacer lo que se proponía, mientras escuchaba como la puerta del baño se cerraba a sus espaldas.

Lo que no se imaginaba, era la próxima escena que estaba por presenciar.

Unos cuarenta minutos más tarde, su jefe salió con una toalla envuelta alrededor de su cuello. Sus cabellos aun mojados por la ducha. Unos pantalones que parecían una pijama suave, y...

Ella se sonrojó...

No...

Pero... ¿que?

—Julian...

¡¿Por qué rayos su jefe no cargaba camiseta?!

Quizás ahora lo entendía, la ropa si era un elemento de primera necesidad. La necesidad que le evitaría no matarlo. 

Mentira MillonariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora