Dos

180 39 18
                                    

Ainhoa.

—¿Podemos ir?

—Puedes ir, por mi no hay problema —Sandy estaba metida en mi cama como niña pequeña.

—Vamos Noa —se me enrosco en el brazo —sabes que yo no me se mezclar con esos ambientes, no me voy a sentir cómoda, anda por favor llévame.

—Dile a San que te acompañe.

—Pero a ti si te gustan las fiestas, no seas asi, vamos anda.

Pestañeo un par de veces con sus enormes ojos azules —Bien —rodee los ojos —pero no me voy a divertir.

—Te amo —soltó una especie de chillido y salto de la cama para ir a cambiarse.

Sandy no mentía, yo amo las fiestas, pues me relajo demasiado, consigo sexo de una noche, además de alcoholizarme lo suficiente para fingir que no recuerdo nada al día siguiente, no es lo mas sano, pero en verdad me encanta poder disfrutar sin restricciones.

Lo único que, para conseguir sexo, debía lucir como alguien necesitado, nunca suelo usar ropa apretada, a menos que quiera utilizar mis atributos físicos, por lo que esta noche lo ameritaba, mientras mi preciosa amiga esta tratando de no desmayarse por estar en el mismo ambiente que Mingi, yo buscare algún bocadillo por ahí.

Sali con un vestido negro, el cual se pegaba en las partes exactas de mi cuerpo, mi cabello suelto algo despeinado, labial rojo, un poco de maquillaje y tacones de punta para completar el disfraz caza idiotas. Sandy iba sumamente linda, con un vestido azul cielo, sus rizos dorados caían por su espalda y su maquillaje le acentuaba el rostro de muñeca.

Nos estacionamos enfrente de la lujosa casa de Mingi, sabia que su familia era de dinero, pero jamás había indagado su dirección.

—Se parece a la casa de tus padres.

—Por eso ya la odio —salimos del auto —terminemos con esto antes de que me arrepienta.

Tocamos un par de veces, la música ya se escuchaba a todo volumen, estaba cruzando los dedos para que no abrieran, pero no tenia tanta suerte el anfitrión abrió, portaba una camisa de vestir de manga corta negra que estaba casi abierta hasta su abdomen, dejando ver sus pectorales, asi como unos vaqueros azules marcando las partes justas de ese bulto enorme que se carga, tuve que cerrarle la boca a Sandy porque a diferencia de mí, ella no sabe disimular.

—Pero si viniste, supongo que lo que era mas divertido de hacer no lo fue tanto, aunque no te reconozco Ainhoa, luces...

—No me interesa una mierda tus cumplidos, ¿Dónde están las bebidas?

—Por el fondo a la izquierda, pasen —miro a Sandy con algo de duda —tu debes de ser...

—Sandy, mi nombre es Sandy.

Me sorprendió que no se supiera el nombre de mi amiga, siendo que estoy casi segura que mi invito para que la invitara a ella, él le hizo otra pregunta, por lo que parecieron encontrar alguna conversación, me alegraba por ella, pues hablar con su crush debe ser el sueño de toda chica, los mantendría vigilados, porque después de todo ella es virgen y tipos como Mingi no soy de los tímidos.

Cuando llegue a la que era la cocina, no tuve que esperar mucho para que consiguiera una bebida de alguien, Tucker algo, la verdad no me concentre demasiado en su nombre, sus brazos fuertes, asi como esa mandíbula cincelada me tenían un poco mas atrapada. No había contado cuantas cervezas llevábamos ya, cuando ya estábamos comiendo la boca ambos, podía sentir su erección en medio de mis muslos mientras me tenia contra una de las paredes de la casa, pero de pronto mire a Sandy sentada en un sofá con un vaso, Mingi estaba aun lado de ella pero no conversaban, él estaba concentrado en una de las chicas de ultimo grado, mi amiga necesitaba de mi ayuda.

—Perdón, pero debo irme —detuve la sesión de caricias.

—¿Estas jugando? —tomo mi mano y la puso en su erección —¿Me vas a dejar asi?

—Ay lindura —le di un ultimo beso, antes de hablarle al oído —te hubiera hecho la mejor mamada de tu vida, pero me necesitan en otra parte.

Me separe de él y saque mi teléfono para mandarle un mensaje a Sandy.

"me vas a deber una grande, tu sígueme la corriente"

Su ceño fruncido fue un poema, me tambalee un poco sosteniéndome la cabeza, si estaba ebria pero no para lo que estaba a punto de hacer.

—¡Sandy! ¡Mi dulce bomboncito! —Camine hacia ella fingiendo tropezarme y caer casi encima de Mingi —vamos a bailar —balbucee.

—Noa, estas muy mal.

—Estoy perfectamente —arrastraba las palabras más de lo normal, me recargue aun mas en Mingi y termine por recostarme en su regazo —¡Pero miren nada más, si es el alma de la fiesta!

Rei siguiendo en mi papel de ebria a niveles superiores, Sandy me tomo de los brazos y me levanto.

—Perdona, ya nos vamos, que pena —me agarro de la cintura y yo deje ir mi peso, ella se fue de lado, pero por fin Mingi reacciono y nos detuvo —Noa.

—¿Les pido un Uber?

—NO —dije y me puse a caminar —yo traigo mi auto.

Sentía que me seguían muy de cercas, por estar metida en mi actuación, pise mal al tratar de bajar las escaleras de la entrada de su casa y mi piel se dobló, ya había cerrado los ojos para recibir el golpe pero este no llego, el musculoso brazo de Mingi me detuvo.

—Sera mejor que yo las lleve a su casa —me alzo en brazos.

—Bájame idiota —se supone que sigo ebria, por lo que no podía hacer mucho, asi que me tumbe en sus brazos —puedo caminar sola.

—No, que pena, pediremos el Uber y nos iremos, podre que Noa tranquilo, un anfitrión no puede dejar su fiesta.

—Descuida ellos ni se darán cuenta, creo que están aun mas ebrios que tu amiga aquí, vamos mi camioneta esta aquí cerca.

Ambos iban charlando de lo más natural, podía dormir un rato en lo que llegábamos a casa, verla feliz me alivia el alma, la vergüenza Valia la pena. Llegamos a nuestro departamento y escuche como le preguntaba, de si vivíamos juntas.

Algunas cosas mas pero no escuchaba del todo bien, porque iba dormida entre sus brazos, me subió a mi habitación, escuche que Sandy fue por algo fuera de la habitación, las manos de Mingi se metieron entre mis muslos y yo cerré instantáneamente las piernas.

—Sabia que solo estabas fingiendo —una sonrisa amplia se dibujo en su rostro —no tenias que hacer todo esto para llamar mi atención —sus labios rozaron los míos —ya la tenías.

Sus labios se unieron con los míos, en le beso mas sucio que me habían dado en toda mi vida, tuve que separarnos y volver a tumbarme en la cama cuando escuche que Sandy volvía.

—Mil gracias por todo Mingi, no sé cómo agradecerte.

—No es necesario hacerlo, su seguridad ha sido mi pago.

Maldito hijo de puta esta me las va a pagar...




Mis bolitas de perversidad mas fieles, ¿Que pensamos hasta ahora? 

Bad Desicions (Mingi, Ateez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora