Cuatro

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Ainhoa.

¿ACOSTARME CON ÉL?

¿Qué clase de persona cree que soy? Por más tentadora que sea la oferta no podría aceptarla. Eso le rompería el corazón a Sandy.

Aunque...

—¿Es verdad eso de que Mingi te dijo que no eras su tipo?

Sandy no se esperaba la pregunta, estábamos viendo una película en la sala.

—¿Por qué lo preguntas ahora?

Apoyo mi rostro en la mano y la observo, no puedo creer que me mintiera.

—El me dijo que yo le gusto.

—¿Saldrás con él? Aún sabiendo que me gusta.

—No has contestado mi pregunta Sandy, tu sabes que yo siempre te apoyo en todo, jamás me he metido con nadie que se interese un mínimo en ti, aunque tus los rechaces, pero esto es diferente.

—Eres mi mejor amiga Noa —sus ojos se llenaron de lagrimas —si te mentí, es porque no quiero que él juegue contigo, tu siempre me has protegido y quiero hacer lo mismo por ti.

Me levante del sofá y bese su frente.

—Gracias Sandy, pero se cuidarme sola.

Me fui a mi habitación, es muy raro que yo me moleste con ella, sus intenciones son buenas pero lo que hizo esta mal, no quiero verla ahorita.

La situación sobre la propuesta de Mingi ha cambiado totalmente...

San noto la tensión entre las dos, pues las primeras clases le contestaba seco a Sandy, siempre soy una persona muy cariñosa con ella, por lo que es lógico cuando estoy enfadada.

—¿Por qué pelearon? —Sandy estaba con el rector por algo de su beca mientras San y yo comíamos en la cafetería.

—Me mintió— dije metiéndome una papa frita a la boca —es algo que espero que ella no haga.

—¿Fue grave? —negué con la cabeza —¿Entonces?

Mire a Mingi que me observaba desde otra mesa, no necesitaba decir nada para saber lo que estaba pensando, por que era lo mismo que yo.

—Solo que no vi la necesidad de esa mentira, sin mencionar que haría que me pusiera en contra de alguien —me levante y le di las llaves de mi coche— le dices a Sandy que me iré en Uber a Casa, tengo algo que hacer.

Caminé hasta la mesa donde estaba Mingi, le extendí la mano y la tomó sin dudar, se despidió de sus amigos con un movimiento de mano y apenas llegamos a su auto su boca y la mía estaban pegadas como animales.

—Esto se hará bajo mis términos —dije bajando por su pecho, el hacia el asiento hacia atrás —los diré después, por lo pronto quiero mirar algo que me mata de curiosidad desde que te vi.

—Soy todo tuya nena.

Mingi

Dicen que las buenas acciones son recompensadas, pero estoy pensando en una suficientemente buena como para que una diosa en ropa interior se acerque hacia mí, camino hacia mi casa devoro mi miembro con una habilidad que no había visto jamás, ahora todo lo que pensaba era en lo malditamente perfecta que se veía, en como sus piernas torneadas se movían con gracias al ritmo de sus caderas.

Nunca imagine ponerme duro con solo ver caminar a alguien, pero henos aquí.

—Esto será solamente un trato sexual —dice quitándose el sostén —no soy tu novia, en el momento que diga que se acabó, se acabó —puso su pie en mi pecho —¿entendimos?

Tome su pierna y la jale haciéndola que perdiera el equilibrio, la tumbe contra la cama y subi encima, tome sus manos con una sola de las mías y recorrí ese delicioso cuerpo con el dedo índice.

—Me parece bien, solo un detalle —me agache hasta estar cerca de su oído —en la habitación y la cama, quien pone las reglas soy yo, ahora se una buena niña y abre las piernas para mí.

Pensé un segundo que se negaría, que resistiría mis ordenes, pero sus piernas se separaron. Me acomode en medio para sacar un preservativo, ella me lo quito de las manos y lo coloco despacio, acaricio mi longitud de manera lenta, en cuanto me alinee, sus piernas se movieron con rapidez y en cuestión de segundos ella estaba sobre de mí.

—Puedes tener el control, eso no lo discuto, pero déjame mostrarte un poco de como domino yo —sus caderas se acomodaron de tal manera que la punta de mi miembro quedo perfectamente en su coño, bajo de manera lenta sin siquiera apoyarse de mi —sabia que era tan grande.

Su voz era sexy, mientras se mordía los labios al bajar, sus manos acariciaban sus pechos subiendo lento para jugar con su cabello, con el apoyo de sus rodillas, empezó a montarme aun ritmo constante, sus gemidos y la manera en que se movía me haría correrme vergonzosamente rápido, me levante para morder su cuello, exhalo una sonrisa de satisfacción.

—¿Fue demasiado para ti?

—Eres una maldita, ¿lo sabias?

Claro que lo sabía, por eso besarla, era una manera de demostrar que tenia dominio sobre de esta situación, pero era claro que no, pegue mi mano a su trasero sintiendo ese balanceo delicioso, su clítoris se frotaba en esta posición además de que sus duros pezones hacían estragos contra mi pecho.

—Mierda Mingi —se detuvo un poco —me están temblando las piernas.

La acosté en la cama y subi sus piernas a mis hombros, la tome de las caderas embistiéndola con fuerza, haciendo que mis testículos pegaran contra sus nalgas.

—Te ayudare un poco.

Sus ojos no dejaban de mirarme mientras la penetraba, podía ver como sus pupilas se dilataban ante el orgasmo que se aproximaba, su espalda se arqueo haciéndola sujetar de las sábanas, en cuanto empezó a apretarme con fuerza el miembro, no lo resistí y también me corrí.

Terminamos horas después exhaustos en mi cama, quería que se quedara, pero solo me dio un beso intenso antes de irse a su departamento. Aun no lo sabe, pero lograre que se quede aquí mas veces de lo que ella planea.

Bad Desicions (Mingi, Ateez)Where stories live. Discover now