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Los vegetables y otros ingredientes se encontraban en una canasta que René les había proporcionado hace días atrás. La pequeña kitsune escogió dos papas blancas, una zanahoria y apio para poder racionar su merienda en los días siguientes. Ella los peló y cortó sin dificultad alguna para luego ponerlos en una olla grande. El agua estaba lista para ser utilizada.

—No, nadie me enseñó. Tuve que aprender a cocinar sola porque cuidaba a los niños en el templo —replicó _________ al mover el contenido con una cuchara de palo que encontró en uno de los cajones.

—¿Eras madre? —Pextrañado al arreglarse la camisa de su uniforme. Mikaela tenía turno de día y no iba a regresar a casa hasta la madrugada. Su familiar se rió ante la loca idea de tener hijos a su edad y negó con la cabeza.

—Ellos llegaron cuando el virus atacó la ciudad. Como espíritu de templo, los alimentaba y ellos me ayudaban a mí —agregó con melancolía al preguntarse qué será de esos infantes. Él se movió de hombros y abrochó la nueva capa al resto de su uniforme.

—Bueno, no los culpo. Una mujer tan torpe como tú necesita bastante ayuda —comentó al darle la espalda, acomodándose la correa de cuero que sujeta su espada.

Ella se encontró irritada ante sus comentarios y quebró la cuchara de palo en dos.

« ¡Mikaela Hyakuya, me dan ganas de...! ».

El familiar iba a contestarle groseramente, pero se mordió la lengua porque sabía que nada bueno conseguiría provocándolo. Era obvio que él seguía enojado por la falta de coordinación en que recitaban los hechizos.

Antes de entrar a la cocina, habían estado practicando cerca de la chimenea unos encantos del capítulo uno y dos. Para irritación de Mikaela, _________ no podía pronunciar correctamente las palabras, lo cual terminaba en desastre. El primero fue el intercambio de color de cabello de su amo a un azul marino, luego tuvieron que pasarse media hora tratando de revertirlo. Él estaba furioso. Después de otro par de intentos que lograron ser un éxito, pasaron a la primera parte del capítulo tres, pero la kitsune no estaba familiarizada con las frases y terminó intercambiando de ropa con el vampiro. ________ vestía su uniforme, el cual le quedaba algo apretado en el busto y holgado en los pantalones. Mikaela se encontraba con un diminuto top cubriéndole parte del pecho y prendas interiores que estrujaban su intimidad.

—Para el día que termines de cocinar, seré un anciano con artritis e incontinencia urinaria -afirmó, tratando de provocar a la kitsune que se fue a intercambiar de cuchara de palo al extremo de la cocina. Ella infló los cachetes y le dio la espalda de inmediato—. No hagas nada estúpido en mi ausencia.

Mikaela bebió sangre de uno de los tubos de ensayo que le había regalado Krul, se limpió la comisura de los labios y se dispuso a retirarse para ir a trabajar. Ella vio cómo se alejaba poco a poco. Quería decirle algo, pero no estaba segura hasta que su amo estuvo a punto de cerrar la puerta principal.

—¡Mika! —Llamó en un tono de voz casi indeciso. La madera crujió y él sacó la cabeza por la rendija de la puerta, extrañado por la forma en que lo había convocado. Al ver cómo la observaba, ella desvió la mirada directo al suelo. La kitsune hizo una mueca como si ella misma estuviese confundida con sus propias acciones. Llevó una de sus manos a la parte posterior de su cabeza, jugando con su cabello—. Cuídate.

Mikaela no supo qué decir ante la sorpresa, su expresión se relajó y espero a que hagan contacto visual para que él pudiese asentir. Segundos después, él ya se había ido.

_________ se avergonzó ligeramente y pensó en por qué sintió esas ganas de ser buena con él. Pero la misma excusa se le venía a la mente. Durante las mañanas, antes de que Mikaela cubriera su turno, entrenaban en casa, pero uno de esos días, por primera vez, tuvieron una conversación civilizada. La kitsune preguntó con suma curiosidad la razón por la cual su amo quiso convertirse en vampiro. La conversación no era un tema que él quisiese recordar.

¿Quién se comió a los vampiros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora