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El fuego azul de Miyabi desapareció en un instante y su rostro se tornó más sereno al verla sana y salva. Su mirada se desvió, posándose en Mikaela con avida rapidez cuando el vampiro dejó caer el tarro de agua fuera de la bañera. Una retorcida sonrisa se esparció en el hermano mayor de la kitsune.

—¿Vienes a casa y lo primero que haces para celebrar es traer a una prostituta, (insertar nombre rayita varón)? Tan típico de ti—reconoció el espíritu de zorro al llevarse ambas manos a las caderas—. Bueno, ya que estás en perfectas condiciones, no creo que esta forma sea necesaria.

Sus castañas orejas desaparecieron al igual que su pomposa cola y larga melena, reduciéndolo a un mero humano. _________ seguía con la boca abierta y Mikaela estaba furioso.

—¿Una prostituta? —Vociferó Mikaela al levantarse de la bañera con ambos puños, apretando la palma de su mano—. ¿Quién demonios eres tú?—Espetó con desdén al observar al zorro de pies a cabeza. Hizo una breve pausa y se volvió a su familiar—. ¿Quién es este? ¿Y qué quiere decir con que es tan típico de ti traer rameras al templo?

—Mikaela, cálmate. Tan solo es mi hermano —suplicó _________ al ver lo exasperado que estaba su amo, pero Mikaela no estaba satisfecho con aquella respuesta—. En realidad, ni yo sé a qué se refiere con ese comentario—murmuró ligeramente confundida.

Miyabi suspiró, sacudiéndose de hombros sin importarle lo alterado que se encontraba esa extraña criatura. Solo deseaba tener un poco de privacidad, y tener cuatro ruidosos invitados en un templo tan pequeño, le irritaba rotundamente. Con un simple chasquido de dedos, ambos muchachos estaban secos y vestidos, parados en medio de un ordenado baño.

—Tenemos visita, así que ayúdame a poner el té y distribuir los bocaditos, ¿quieres, (insertar nombre rayita varón)?—pidió secamente, dándole un último vistazo al rubio vampiro. Había algo en él que no le gustaba. Él esperaba que tan solo se tratase de un juguete.

—¿Por qué la llamas así?—rugió Mikaela ante la confianza que se tenían entre sí. Para él, su nombre era __________, no cualquier basura o apodo que ese estúpido animal le estaba nombrando.

Como el arrogante zorro que era, el hermano de su familiar esbozó una pícara sonrisa que mostraban unos enormes colmillos. De inmediato, se dio media vuelta e ignoró queja alguna. El acto hizo que le hierva la sangre al vampiro y se encaminó a zancadas para hacerlo trizas. Pero Miyabi fue lo bastante rápido como para esquivarlo y con un simple chasquido, Mikaela quedó suspendido en el aire.

—Aprende tu lugar, vampiro—siseó, continuando su desplazamiento majestuosamente por el pasadizo. La pequeña kitsune salió trotando hasta ellos y le suplicó que bajase al iracundo amo que no paraba de lanzarle lisuras a su captor—. Si no lo he asesinado todavía es porque te brindo su cuerpo la noche de hoy. No te debería de importar un hombre tan irrelevante, (insertar nombre rayita varón). Mejor apresúrate con el té porque tus amigos están esperando.

—¿Irrelevante? ¡No, hermano! Mikaela es... ¿Yopi?

Un enorme pollo negro sacó su cabeza por una de las delicadas puertas del templo. Ni bien ambos se vieron, el animal pió como desquiciado, aleteando hasta llegar a los brazos de la persona que lo había adoptado en sus años de oscuridad como el pollito feo. _________ abrazó a su mascota, quien le guió hasta donde estaban los demás.

—¡René! ¡Y tú! —señaló al muchacho de cabellos plateados. Killua mostraba un aire tranquilo mientras se atiborraba de bombones de chocolate que había sacado de una cajita blanca.

—¡No me dejen aquí! —bramó una voz que provenía del corredor.

Con otro chasquido, Mikaela flotó hasta donde estaban los demás y vio que todos estaban reunidos ahí.

¿Quién se comió a los vampiros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora