Relatos +18 de las Hijas Dimitrescu x lectora/OC.
[☆] Todos los oneshots son TRADUCCIONES. Doy créditos a sus respectivos autores.
~~~Imagen de portada: AcousticMalta (Twitter)
Summary: Cuando la noche cae sobre el castillo Dimitrescu, Cassandra Dimitrescu sale a cazar.
¿La presa? Su amada esposa, por supuesto.
⚠Advertencia: Top!Cassandra, BDSM, persecuciones, dacrifilia, degradación, Daddy kink (sí gente, en vez de Mami le diremos Papi a Cassie)
Palabras: 10087 de puro PWP
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Rosalie tragó un grito ahogado, sus rodillas temblaban mientras se agachaba en las sombras del salón principal. Le dolía todo el cuerpo, pero la adrenalina había alejado lo peor de su mente. En cambio, todo lo que podía sentir era emoción, chispeando a lo largo de su columna como un cable con corriente.
—Sé que estás cerca —canturreó Cassandra. —Te puedo oler.
La morena subió las escaleras principales, con pasos merodeando como un gato cazador. Pasos humanos, su enjambre desterrado para los propósitos de su pequeño juego, para agregar justicia, si tal cosa fuera posible.
Mordiéndose el labio, Rosalie apretó los puños en el dobladillo de su fino vestido blanco mientras seguía los pasos por el rellano. Se movió sobre las puntas de sus pies, cerrando los ojos con fuerza mientras el movimiento interior de ella enviaba un placer candente a través de sus entrañas. Estaba muy consciente de su corazón acelerado, su respiración entrecortada, la forma en que esa sustancia resbaladiza bajaba por su muslo.
Los pasos se hicieron más débiles a medida que la Dimitrescu del medio se adentraba más profundamente en el piso de arriba. Sus pasos eran lentos, casuales, ambas sabían que la verdadera caza apenas había comenzado. No le importaba atrapar a su presa demasiado pronto. Cassandra disfrutaba la persecución, lo amenazador, y esperaba hasta que Rosalie estuviera completamente destrozada antes de intentar realmente capturarla.
Tragándose otro grito, se levantó con las piernas temblorosas y se adentró aún más en la planta baja.
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La caza se había puesto en marcha como solía ocurrir, ebrias de vino y hedonistas después de la cena, la mano de Cassandra encontró su muslo debajo de la mesa y lo apretó posesivamente mientras Bela hablaba de la última cosecha. Una mancha de vino estaba en la comisura de los labios de Cassandra, y Rosalie se había inclinado para lamerla de su boca.
Habían descendido a besos risueños y secos, y luego se habían vuelto cada vez más descuidados mientras Cassandra le susurraba cosas sucias al oído. Sin importarle a ambas, de la compañía del resto de la familia.
Lady Dimitrescu se cansó de su exhibición y se levantó de su asiento con expresión agraviada. —Entonces ordenaré a las sirvientas que se preparen para una cacería.
