Relatos +18 de las Hijas Dimitrescu x lectora/OC.
[☆] Todos los oneshots son TRADUCCIONES. Doy créditos a sus respectivos autores.
~~~Imagen de portada: AcousticMalta (Twitter)
Summary: Una Daniela Dimitrescu liberada jura solemnemente que no trama nada bueno.
Palabras 5405
Advertencias: Daniela G!P. Dani es un poco OOC y salvaje xd. Degradación. Porno sin trama
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Está sentada hacia el balcón, con vista directa al mar.
Sicilia es hermosa de noche, pero, sinceramente, más hermosa cuando está hermosa mirándola.
Lady Dimitrescu había permitido unas vacaciones en el sur de Europa, ya que Dani se había cansado de la fría y lluviosa Rumania y se había tomado un merecido descanso de la caza.
El sur también prometió calidez, de la que ella disfrutó.
Ha sido un largo día de despertar, hacer el amor somnoliento en la cama, nadar en el océano, amarse en la piscina, tomar helado, untarlo en la cara de la otra y besarse como recién casados cachondos cuando finalmente eso llevó a lamerlo de la cara de la otra.
Los pies en la cálida arena de la playa, las piernas entrelazadas y las manos entre los muslos de la otra hasta que se fueron a un lugar separado de la playa, lejos de todos, y se amaron de nuevo.
Ahora, está recostada, todavía usando la parte superior del bikini y semitransparente, abotonada y abierta sobre su pecho, y nada más.
Su verga fláccida descansa sobre su muslo derecho, hay una taza de té en una mesita al lado de ella.
Fue un cambio con respecto a su vestimenta habitual, pero te encantó ver florecer la personalidad única de Daniela cuando estaba lejos de su familia y de los lazos que la unían.
Acabas de salir de la ducha, te quitas la arena de la piel y la miras nerviosamente.
No porque estés en problemas, ella siempre se las arregla para tenerte un manojo de nervios. No puedes creer que hayas sacado la lotería con ella. Mierda.
Una mano pasa por su cabello y te estremeces. Ella es tan estúpidamente sexy.
El aire que se mueve a través de su apartamento alquilado zumba suavemente, como debería ser la brisa nocturna, y las olas rompiendo contra la orilla contribuyen al ambiente.
—Siento que estás mirando.
Ella dice con voz áspera, llevándose la taza de té a los labios, sin girarse para mirarte.
Pones los ojos en blanco.
—Tienes toda tu verga afuera. ¿Se supone que debo ignorar eso?
Ella se ríe y, sin decir más, todo vuelve a quedar en silencio. Desenredas tu propio cabello de debajo de la toalla que habías hecho y te diriges a la encimera de la cocina, preparando un café.
