Capítulo.11

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—Si alguna vez hay paz con los Telmarinos. El futuro de Narnia estará en tus manos —, dice Peter a Caspian.

—¿Y que hay de su propio futuro? —Pregunta Caspian.

—Estaba pensando estudiar medicina —responde Peter —, Si llega a pasarme algo por favor cuida a mis hermanos.

—Su majestad —dice un Narniano

—¿Sí?

—Soy un oso.

—Y un oso bueno, eso sin duda.

—Disculpe, pero la tradición indica que elija a sus oficiales de entre ellos —explica el oso.

—Tiene razón, debe elegir a sus padrinos —Caspian le da la razón al oso.

—No se lo permitas. Se dormirá y se chupará la pata —comenta Trumpkin.

—Señor, siempre estaré a sus órdenes —comenta Reepicheep —, pero pensé que quizá me encantaría este desafío.

—Como lo sabes, mi buen Reepicheep, muchos humanos temen a los ratones. —Explica Peter —, No sería justo para Miraz tener algo que atenuara su coraje.

—Claro está que su majestad es el vivo retrato del honor. En eso pensaba exactamente —, dijo el ratón.

—Caspian, dile a Glenstorm que lo necesito a él, a Ed y...

—Por favor, su majestad —suplica el oso.

—Es tu derecho y mi honor. Debes recordar que no debes chupar te las patas —le aconseja al oso.

—¡Ah! Eso hace en éste momento —, Se queja Trumpkin y el oso deja de chuparse la pata.

—¿Estás seguro de que estás listo para ésto? —, pregunta el rubio al oso.

...

Peter y Edmund salían del Altozano, todos los Narnianos y Telmarinos gritaban por el honor de su Rey.

—Si en caso del triunfo no parece ser mío —, dice Miraz a sus hombres que lo acompañan. Miraz hizo una seña mirando hacia el gran arco que tenía el general Glozelle.

—Lo que usted ordene, majestad —, dijo el géneral.

Peter se acercó hacia Miraz, sacó su espada y los Narnianos dieron un gran grito.

—Aún hay tiempo de rendirse —, comentó Miraz, mientras ambos se miraban desafiantes.

—Por mí adelante —dijo Peter.

—¿Cuántos más morirán por el trono? —Preguntó Miraz.

—¡Sólo uno! —Grito Peter, y ambos comenzaron a pelear, para iniciar la batalla.

Miraz a golpeado a Peter con su escudó, por suerte este tenía protección en su cabeza.

...

—¡Allá están! —Gritaron unos soldados.

—¡Nos encontraron! —Exclamó Lucy con temor.

Susan galope más fuerte, toma otro camino para no ser vistas, poco a poco la pelinegra baja la velocidad para detener al caballo para después bajar de él.

—Toma las riendas —, le dice a Lucy.

—¿Qué es lo que haces? —Pregunta Lu, confundida.

—Perdona Lucy, pero tendrás que irte sola después de todo —comenta Susan para luego dar un golpe al caballo y este siga galopando. Prepara su arco para atacar a los telmarinos. Voltea dónde se fue Lucy, ambas se miraron y la pelinegra le hace una señal para que siga su camino, la pequeña hace caso, la mayor vuelve su mirada al frente

Las Crónicas De Narnia: Los Primos Telmarinos Where stories live. Discover now