𝗢𝗡𝗘.

1.6K 104 2
                                    

| OJITOS CHISMOSOS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

| OJITOS CHISMOSOS.


» 𝗡𝗜𝗖𝗢𝗟𝗘 𝗖𝗔𝗡𝗖𝗜𝗡𝗢𝗦 𝗣𝗢𝗩:

—¿Por qué no te vas a la concha de tu madre, villero? —Hablo mientras Hernán y su grupito de tarados se mataban de la risa. Los cuatro me pisaban los talones para continuar burlándose de mí. —¿Qué no fuiste a la escuela mamerto? Aprendé a hablar, gil.

—Dale, hija de puta. Un chape nomá', el cochi no se va a enterar.

—¿Por qué no te comes a alguno de tus monos?
Si cerras los ojos por ahí me podés imaginar y así después te dejas de romper las bolas, pedazo de pajero.

—Bue, so' re trolita y ahora te hacé' la difícil, pelotuda, te toca todo el fuerte seguro. —Dice riéndose más fuerte.

Me hierve la sangre pero no me quiero descontrolar y cagarlo a tiros acá nomás, sería mi fin si el pinto se enterase.

Me giro sobre mis pies y me acerco a él de forma seductora, sólo lo suficiente como para que pueda escucharme aunque susurrara.

Saco el fierro de la parte de atrás de mi pantalón con la derecha y lo atraigo hacia mí con mi mano libre, estirando de su remera por más asco que me diera tenerlo así de cerca.

—¿Un besito nomás? —Pregunto con picardía.

Su nerviosismo me daba asco, se nota lo loco que está por mí y eso me genera aún más repugnancia.

Él asiente respondiendo mi pregunta y yo acaricio mi arma por su abdomen logrando que se paralice en su lugar mientras la tarada de su amiga ahoga un grito.

Escucho unos pasos atrás y las ruedas de una bicicleta pero le resto totalmente importancia.

Bajo mi arma hasta posar el caño de este en su miembro.

Me rio por lo bajo de manera un tanto cínica y susurro nuevamente.

—Cuando tu cosita diminuta crezca este tema va a tener relevancia. Hasta entonces no te quiero ver cerca mío porque la próxima vez que te hagas el piola te la vuelo y ahí si te quedas sin oportunidades conmigo, mi amor. —Sonrío finalizando la oración y alejando mi arma del idiota de Hernán.

Una lágrima cae por su mejilla mientras me mira perplejo, sin saber qué responder.

Rio con fuerza y vuelvo a hablar. —Miren como llora. —Menciono apuntando a su rostro y dirigiéndome a su escuadrón de pelotudos para luego hablarle nuevamente a él. —Volá de acá y no rompás más las bolas porque solo Jorge es mi amigo, no vos, y yo cagona no soy. ¿Ta' claro?

El asiente velozmente y comienza a correr en la dirección por la cual habíamos venido, claro, mirando hacia atrás a medida que se aleja.

Volteo sólo para encontrarme a dos boludos tratando de ver qué pasaba "escondidos" en una pared de un mini callejón detrás mío.

LA REINA DEL FUERTE | 𝗗𝗔𝗡𝗜𝗟𝗢 𝗦𝗔𝗡𝗖𝗛𝗘𝗭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora