𝗙𝗜𝗩𝗘.

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| LINIERS

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| LINIERS.

» 𝗡𝗜𝗖𝗢𝗟𝗘 𝗖𝗔𝗡𝗖𝗜𝗡𝗢𝗦 𝗣𝗢𝗩:

—No pude volver rápido, Pinto, me tuve que quedar, sino me iban a cagar a tiros ustedes. —Danilo sólo asentía dándome la razón. Estaba claro que no pretendía ayudarme en esto.

—Sabía' bien vo' a qué hora íbamo' a empeza'. ¿Te quedaste con este toda la noche?

Sonaba molesto, tenía la pequeña ilusión de que fueran celos, pero estaba claro que su molestia era por mi desobediencia.

—No. —Me apresuré a decir.

Danilo volteo a mirarme confundido.

—¿Entonce'? ¿Por qué te trae este?

—Nos cruzamos de camino, lo prometo. —Dije mirando de reojo al uruguayo.

—El Cochi está que explota y a vo' te agarra la locura de hacer lo que se te canta, boluda. Encima que te segundeé pa' que vaya' a hacer tu' boludece' por ahí.

Sólo lo miré fijo y con una expresión arrepentida. Mi corazón se partía viendo su cara de decepción.

—Tomatela uruguayo, por esta lo' cubro. La próxima no voy a hace' nada por ustede'. Si van a chamuyarse háganlo durante el día que e' meno' peligroso.

—No estamos chamuyando, Pinto.

—Ni a palo' me chamuyo a esta. Ante' soy capa' de hacerme de river. —Dice dándome la razón.

Algo de lo que dijo me hizo sentir un poco rara.

Ruedo los ojos y tomo del brazo a Jorge con delicadeza para meternos en casa me volteo sólo para cerrar el portón en la cara de Danilo sin decirle nada.

Tal vez me arrepentiría después, pero fue lo suficientemente gil conmigo durante este poco tiempo que lo conozco como para lograr que lo deteste.

Dentro me esperaba una puteada soberana. Primero me hice la boluda yendo a bañarme y tardando en arreglarme, incluso opté por maquillarme un poco con la idea de lograr que el Cochi se olvidara del tema, aunque traté de boludearlo fue inevitable.
La china se cagaba de risa mientras mi hermano me retaba como nena chiquita. Jorge y Anabella se limitaban a mirarme con pena pero al mismo tiempo con decepción.

El rostro del Cochi estaba tan cerca que me generaba ganas de cagarlo a piñas, pero además de que no tenía la fuerza suficiente solamente iba a empeorar todo.

Mi mirada se posa en el suelo. Hasta que la mano de mi hermano obligándome a levantar la cabeza para mirarlo a la cara hace que mi paciencia se colme.

—¿Vo' qué parte no entendiste de ven-

No llegó a terminar la frase porque me levanté de mi asiento y le empuje hacia atrás con todas mis fuerzas.

LA REINA DEL FUERTE | 𝗗𝗔𝗡𝗜𝗟𝗢 𝗦𝗔𝗡𝗖𝗛𝗘𝗭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora