¡Qué comience el verdadero festival!

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En este mundo creado para satisfacer deseos oscuros y siniestros existe la posibilidad de que ellos mismos se odien, que tengan envidia uno del otro, ya que todos ambicionan el poder y los lugareños no son la excepción. Cada uno oculta una verdad, que por una regla establecida, no pueden actuar a su manera, pero entonces ¿Qué pasaría si alguien rompe esa regla? ¿Qué pasaría si alguien desobedece lo que se cree hace años? Y por su puesto ¿Qué pasaría si el que rompe esa regla es un objetivo y no un miembro de Scarecrow?

El tercer día del festival había comenzado, la noche se convirtió en un refugio caluroso en donde los turistas cantaban, bailaban y otros tomaban alguna que otra cerveza, y los lugareños por su parte estaban ansiosos de empezar. Lo que había en este lugar era inimaginable, porque ningún turista en su sano juicio se quedaría por cosas triviales, porque lo que se ofrecía en Scarecrow era parte de lo común, de lo que existía en los festivales de afuera, pero los mismos turistas no sabían cómo identificar que es lo que les atraía más, tal vez era su comida, o tal vez su estructura, pero todos coincidían en que era maravilloso y era placentero estar ahi, a pesar de la mala señal y de no tener contacto con nadie...

Las conversaciones que ellos tenían y los comentarios que decían de este lugar, eran tan dulces como tan ingenuos, porque en sus descripciones este lugar no es para nada igual y esto lo sabrán cuando empiece la persecución del festival, cuando empiecen a desaparecer uno por uno, cuando el ambiente se sienta pesado y cuando se agoten al correr y griten pidiendo ayuda, buscando una salida que resulta imposible de hallar.

— Abi, todo comenzara en 10, 9, 8 .....— Soe hizo el conteo minuciosamente, en una de las entradas de los laberintos.

Era el momento, esta noche siniestra había comenzado primero con un grito para después continuar con varios, algunas voces agonizaban y otras pedían ayuda, sus voces eran un detonante para que los lugareños se estremezcan y empiecen a seguirlas sin descanso y por más ilógico que parezca, la salida desapareció de la nada y aquellos gritos nadie los escucharía.

—Soe ¿Cave la posibilidad de que alguien no disfrute de este acto? —pregunté mirando cada paso que daban, observando esos ojos llenos de lagrimas y de miedo.

Los turistas ahora se han convertido en objetivos y no pude hacer nada más que observar.

—No lo creo, aquí todos participan, ya sabes, todos quieren divertirse aun si eso implica que haya muy pocos turistas—respondió sin vacilación, sin inquietud.

Este acto no era la primera vez que Soe lo veía, así que ella sabia cada movimiento y cada paso que ellos darían. Para lo peor, es que no eran pocos turistas, eran muchos y no podía creer que todos ellos se hayan quedado por tres días sin percibir nada, ni tomar en cuenta que algunos ya habían desaparecido.

—Nos toca hacer nuestra parte Abi—camino hacia adelante para voltear a verme—Escucha quédate en medio de la segunda entrada de los laberintos, ahí no es frecuente que nadie entre y si alguien va solo ignóralo —tomo mi mano para hacer el saludo que había elegido para las dos —Se que no quieres esto, y se que te viste obligada a hacerlo antes, pero sólo sé tu misma.

—No juegues conmigo, casi me la creo —sonreí al darle una mirada.

—Qué aburrida, por una vez quería decirlo y que me digas que esperarías mi regreso —hizo un puchero para después reírse— Y bien ¿Quién es la primera víctima? —preguntó entusiasmada.

—Empecemos con un perteneciente, uno que llame la atención pero que no sea tan grande su presencia... Uno que sea una presa fácil y que por una cosa insignificante se rompa la primera regla—mencione determinada.

ScarecrowWhere stories live. Discover now