𝐕𝐈

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Me levante en la mañana de el lunes del susto, gracias a otra pesadilla. Estaba alterada como siempre pero ya comenzaba a acostumbrarme, aunque este horrible sueño había sido de los que dejan los ojos llorosos.

Mire al suelo y tenia a Mati ahí roncando en el colchón que yo le coloqué, y pude respirar de alivio al ver que no se dio cuenta, por qué sino tendría que explicarle de que iba el sueño, ya que es Mati y no me dejaría tranquila hasta saberlo, y era algo que no estaba preparada para soltar.

La pesadilla iba como siempre de ellos, de mis progenitores, porque para mi ellos ya no son ma' y pa'. Iba sobre todo lo que me decían, como me trataban y maltrataban, como me insultaban y me hacían sentir mal, como hicieron que muchos de mis problemas de hoy en día sean posibles. Gracias supongo.

Estaba yo sola en mi cuarto intentando que no abriesen la puerta y ellos gritando y empujándola, pero me desperté cuando consiguieron abrirla.
-No vales para nada.
-Te mereces todo lo que te hacemos.
Yo gritaba que pararan, que me dejaran ser una niña. Yo solo tenía 12 años, y eso había pasado de verdad, esa fue la razón por la que me fui.

Decidí quitarme esa idea de la cabeza y chequear mi celular para ver qué si, eran las 3am y solo me quedaba una hora para dormir, para irme a un nuevo continente, y intentar olvidar todo lo que causaba mi insomnio.

Para vivir una vida que si merezco, y si, lo admito. Después de todo lo que pase aún siendo chiquita, merecía vivir feliz, cumplir mis sueños, tener una buena vida. Llevo trabajándome mi futuro toda mi vida, llevo deseando una vida sin culpa, sin pensamientos que me hacen querer arrancarme lo que sea, sin alguien que me controle. Solo quiero ser feliz, libre, quiero ser yo sin miedo.

Me intente dormir, y aunque no pude, algo descanse poniendo mi mente en blanco.










💤











-O te despiertas o te arranco los pelos, este es mi último aviso rata acoplada en mi casa.
-Déjame descansar nena, son las 4am que energía tenes vos no? -dijo apartándome de su campo de visión. Él seguía acostado en su colchón en el suelo, y yo me asomaba desde mi cama, un poco más alta, para intentar despertarlo. Siempre jodiendo, que quieren, así son las cosas en la familia Recalt.
-Son ya y 5, y tenemos que irnos al aeropuerto dónde quedaste con tus compañeros, así que no me digas que lo que estoy yo madrugando por vos no se puede ni pagar.
-Te odio -dijo ya sentándose en su colchón.
-Yo más -le dedique una sonrisa adorable.
Él se puso en pie y se dirigió al baño a echar una meada, y yo me senté en mi cama, me rasque los ojos sin creer la hora que era y me dirigí al salón donde tenía la maleta desplegada en el suelo con mi outfit enorme y me quede mirándolo. 5 capas de outfit, finas, pero 5.
-Vos sos la que elegiste la opción, así que ahora, como dicen los españoles, a apechugar.
-Ya bueno, me pongo las tres primeras y te cuento.

Me comencé a poner la primera capa, unas mallas muy finas, más bien como leotardos y una parte de arriba de la misma tela, medio transparente. Menos mal que era junio y hacía frío por qué sino, no lo contaría. Después me puse la segunda, que era un pantalón muy mono negro, así suelto, y un top blanco encima, que ahí ya iba bien. Y ya me puse la tercera, que era un blazer negro encima del top.

-Mati, yo creo que me quedo con tres, y las otras dos las meto en un sitio estratégico.
-A ver, dónde lo vas a meter Juli, contame. -dijo mirándome como, que no se creía mi idea, mientras intentaba cerrar su valija. Si, imagínense a Matías sentado en su valija y intentándola cerrar. Es demasiado gracioso.

-Es esto -señale esa cosa que se pone para estar más cómodo, que va en el cuello- lo compre ayer, puedes meter tus cosas que no te quepan, así que voy a meter las otras dos capas para no morir.
-Siempre supe que serías la hermana inteligente -dijo viniendo y revolviendo mi recién peinado pelo, y mereciendo una colleja y varios insultos.
-Matias Recalt, sos un pedazo de boludo, gil, garca de mierda, y sabes que -el me miro esperando una respuesta coherente- todos los insultos se te quedan cortos ahora mismo.
-Vale, pero solo por despeinar tu precioso pelo?
-Obvio, lo acababa de planchar y me había quedado perfecto.
-Pues qué pena Julieta, espera que lloro.
Nos seguimos peleando, como siempre yo arreando flojo, pero a grandes cantidades, y el fuerte pero poco. Además, yo esquivo mejor, que deciros, la reina de los Recalt.

a tu lado - Enzo VogrincicWhere stories live. Discover now