Dos

180 48 7
                                    

Luego de esa noche, ambas chicas se volvieron más cercanas, Dahyun encontró en Sana una confidente, por lo que los momentos de sinceridad entre ambas nunca estaban de más, aunque Sana no tenía mucho pasado que comentar, se entretenía escuchando la vida que Dahyun tuvo en su adolescencia antes del convento.

La pelinegra mientras más hablaba de su pasado, más se cuestionaba su presente, si bien encontró una pasión en seguir la palabra de Dios, había algo que no estaba encajando en todo eso.. y se sentía muy mal por dudar, pero estando cerca de Sana todo parecía válido.

Era un cálido día de primavera, Sana salió del convento para ir a una verdulería muy cerca de allí, iba tarareando en sus propios pensamientos cuando vio a una pareja besarse a lo lejos, su corazón se apretó contra su pecho ante esa imagen, el joven sostenía la cintura de la chica que estaba besando, mientras ella acariciaba su nuca, iba tan distraída viendo aquella escena que no notó que pasó justo al lado de la verdulería y ni siquiera lo notó hasta que llegó a la esquina, y confundida miró a su alrededor; "¿No había una verdulería por aquí?." Se preguntó, se giró sobre sus talones y rió para sí misma cuando notó que justo al lado de aquella pareja que se quedó viendo, estaba el lugar que buscaba.

Mientras buscaba lo que necesitaba, quedó nula, su cabeza estaba en otro espacio/tiempo, intentando recordar ¿Por qué ella nunca se fijó en chicos?, jamás pasó por su cabeza tener una relación, y quizás sea porque su destino ya estaba más que definido, pero.. no pudo evitar compararse con Dahyun, ¿Cómo ella si sintió atracción hacia el sexo opuesto o al menos lo pensó?

Intentó justificarse a sí misma, pero comenzó a dudar de su capacidad ante la atracción. Si bien ya no tenía que pensar en eso, las dudas seguían surgiendo en su interior. Apenas volvió, dejó las cosas que compró en la cocina y fue hacia la habitación de Dahyun, golpeando tímidamente esperando que se encontrara allí.

La puerta se abrió dejando ver a Dahyun con su hábito y sonriendo dulcemente.

—Sana, que gusto verte.—Admitió haciéndose a un lado, acostumbraba a que la japonesa a veces llegue de la nada y se quede en su habitación hablando así que no tuvo problemas en invitarla. —Pasa, justo estaba leyendo un poco.

—Perdón por interrumpir. —Se disculpó entrando y sentándose en la cama de la menor. —Pero tenía algunas dudas..

—¿Si? ¿Sobre qué?.—Dijo sentándose frente a ella en un sofá y dejando a un lado sus lentes, Sana sonrió ante aquella acción, Dahyun era preciosa con o sin lentes, entendía por eso el por qué su vecino se obsesionó tanto con ella.

—Recuerdas cuando hablamos sobre tu vecino y la curiosidad que sentias sobre él...—Comenzó, Dahyun asintió escuchando atentamente.—¿Alguna vez pensaste en besarlo?.—La menor se sonrojó profundamente.

—Ehm.. —Pensó torciendo la cabeza. —Sí, creo que llegué a imaginarmelo alguna vez.

—¿Y tú cómo crees que se sentía?.—Preguntó curiosa, Dahyun levantó una ceja.—Lo siento, es que vi una pareja camino a la verdulería besándose y caí en cuenta que yo jamás me fijé en nadie durante mi adolescencia.. y se me hizo extraño, ya que nunca me tomé el tiempo a siquiera pensar en un chico.

—Es porque tú te criaste de una forma totalmente distinta a la mía, durante toda tu vida aquí te inculcaron ser una monja y nada más que eso, quizás esa sea la razón por la que nunca sentiste atracción o curiosidad. —Comentó pensativa. —Mientras que yo.. Me crié viendo a mi hermano andar con múltiples chicas, a mi padre siendo un mujeriego cuando hablaba con sus amigos, tuve ese acercamiento a pensar: ¿Por qué yo no puedo tener un esposo?, incluso, veía parejas besándose o casándose casi cotidianamente en la televisión, era como.. una realidad cercana a la que podía tener ¿Entiendes?

Nun / Parte; Saida. EpílogoWhere stories live. Discover now