Tres

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La cama se sentía incómoda, la japonesa no dejaba de dar vueltas en el mismo espacio, no logrando conciliar el sueño en lo absoluto luego de lo que dijo la menor, ahogó un grito entre sus manos frustrada y miró el reloj de su mesita de luz, eran casi las tres de la mañana, se levantó decidida y caminó por los pasillos hacia la habitación de Dahyun, golpeando levemente para no hacer tanto ruido en el inmenso silencio que rodeaba el convento.

Dahyun abrió la puerta con la misma expresión que ella, al parecer, ninguna podía dormir. La dejó pasar en silencio y cuando cerró la puerta, Sana se acercó sin decir nada, tomó su rostro y la besó.

Se besaron de manera inexperta y pasional, olvidando el lugar dónde estaban, lo que eran, lo que deberían hacer en margen a lo anterior, todo aquello desapareció esa noche, sus labios se rozaban, sus lenguas se encontraban, sus respiraciones eran cada vez más pesadas, Sana abrazaba la cintura de Dahyun y ella escondía sus manos en el cuello de la mayor, rodeandola con sus brazos sin ninguna intención de separarse.

Todo, absolutamente t-o-d-o cambió a partir de ese momento, ya no eran simples amigas y esa era una realidad, una realidad que por más que les cueste aceptar, estaba sucediendo, Sana sentía cosas por Dahyun y Dahyun por Sana, ambas eran correspondidas una por la otra, y no querían arruinarlo cuestionandose si estaba bien o mal, sólo querían vivirlo.

Dahyun se sentía viva, libre y amada en los brazos de la japonesa, algo que siempre deseó sentir, independientemente de lo que eran y el hecho de que Sana era una mujer, sus sentimientos con ella explotaban más allá de lo pensado, así que se dejó deleitar por ella y lo que le otorgaba.

El resto de las semanas se la pasaron de la misma forma, con la diferencia de que ahora durante los coros o las oraciones se miraban de manera cómplice, con sonrisas dulces y pequeños gestos, envolviendo a lo cotidiano en una pequeña burbuja dónde solo existían ellas dos.

Y así, decididas e impulsivas con todo desde que comenzó, se entregaron completamente en cuerpo y alma, con el tiempo.. todo se volvió más complicado de ocultarlo. Ambas habían ideado varios planes para que no las separen por mucho tiempo con los retiros, ya que ambas sufrían bastante estando lejos de la otra, casi la mayor parte del tiempo querían estar juntas y cuando los servicios se volvieron más pesados, con largas semanas lejos del convento, y ambas sin ningún tipo de comunicación, todo parecía injusto y demasiado tedioso.

Aunque todo lo que parecía un simple secreto para ambas, al tiempo, con el abandono de los hábitos de Nayeon, todo se volvió un poco más difícil, por la razón que la mayor traía consigo: lesbianismo.

Aquel momento fue un shock muy grande en el convento y reforzaron la idea de lo mal que estaban las relaciones y sobre todo, la homosexualidad, llenaron las misas de palabras de repudio total, afectando, por su puesto, su relación con Dahyun. Se alejaron un poco y los retiros se hicieron más estrictos e intensos, pero no podían engañar a su corazón por mucho tiempo, por lo que al final del día, volvían a estar juntas.

Fue así que con idas y vueltas eternas, Sana comenzó a preguntarse "¿Qué estamos haciendo?", cayendo en cuenta que mantenían una relación secreta en un convento, comenzó a sentirse una cobarde por no luchar por Dahyun y salir de allí, para tener algo real y no esconderse más, pero mientras más pensaba en eso, más se asustaba, ¿Cambiaría algo fuera del convento? ¿Y si sólo era una aventura que mantenían por la adrenalina de tener algo prohibido?, ¿Dahyun accedería a dejarlo todo por ella?

Estaba poniendo en duda su relación, tanto que comenzó a sobrepensar tanto que terminó enferma, Dahyun se ofreció rápidamente a cuidarla y la dejaron quedarse juntas los días restantes, dónde la menor se encargó de darle de comer y procurar que descanse, mientras Mina, reemplaza el lugar de la mayor.

Sana se curó rápidamente ante la atención de Dahyun, pero no podía seguir callandose más, y necesitaba hablar con ella.

Ese día seguía haciendo reposo esperando que Dahyun le traiga una sopa que había prometido cocinarle, por lo que apenas llegó, sonrió dulcemente y se sentó en la cama, dejando la sopa frente a ella y tomando un largo respiro antes de hablar.

—Quiero hacerte una pregunta.. —Fue lo primero que dijo, Dahyun amplio los ojos sorprendida.

—Eso no suena bien. —Dijo un tanto asustada, la tensión comenzó a sentirse en el aire.

—¿Qué estamos haciendo?. —Preguntó sin más, Dahyun tragó saliva y un poco insegura respondió con otra pregunta.

—¿A qué te refieres?. —Murmuró, apenas le salía la voz.

—Llevamos mucho tiempo así, en un romance un tanto.. extraño, necesito saber que significa ésto para ti. —Exclamó, manteniendo la mirada en la menor, quién decidió correr la vista y mirar hacia otro lado.

—Yo.. yo me siento atraída hacia ti. —Dijo sin más pero en su voz se la notaba insegura. —Pero no pienso mucho en ello, disfruto de los momentos que tenemos juntas.

—Pero.. ¿Seguiremos toda la vida así o somos temporales?. —Preguntó otra vez, Dahyun se estremeció. —A lo que voy es, nosotras dormimos juntas, nos besamos y también... nos acostamos. ¿Seguiremos fingiendo que está bien por mucho tiempo más sin hacer nada al respecto?

—Claro que no está bien, estamos desobedeciendo todo lo que prometimos antes de entrar aquí, pero.. me gusta, no puedo estar lejos de ti, solo que no.. —Dahyun pensaba todo antes de decirlo, pero no tenía otra manera de expresarse que lo que estaba a punto de decir. —No creo que tengamos otro futuro, solamente tenemos esto y no creo que llegue a cambiar.

—Woah. —Exclamó Sana un poco desanimada, eso significaba que claramente Dahyun no lo dejaría todo por ella. —Entonces.. ¿Es solo esto? ¿Seguiremos siendo monjas que hacen todo lo que no deberían hacer y ya?

—Lo siento.. no sé que esperabas escuchar. —Se justificó.

—Nada.. es sólo que con lo de Nayeon, se me cruzó la posibilidad de que abandonemos esto para irnos lejos y ser felices juntas sin escondernos, pero creo que ya me diste una respuesta. —Suspiró y dió vuelta la sopa en su plato, Dahyun no supo que responder, solo se levantó para irse.

—Descansa, Sana. —Dijo antes de cerrar la puerta, la mayor solo asintió y apenas quedó sola, comenzó a llorar.

A pesar de sentirse triste y bastante decaída por la respuesta que recibió de Dahyun, ellas siguieron estando juntas, aunque a Sana se le notaba más distante, lo que comenzó a asustar a Dahyun.

Lo peor de todo eso, es que los retiros amenazaban con separarlas por más tiempo, y la coreana nunca estuvo tan preocupada por estar lejos de Sana como en ese momento, en el que sentía que la estaba perdiendo. Fue entonces cuando puso manos a la obra para reconquistarla, con pequeños gestos logró poco a poco ganar el corazón de la mayor.

Aunque no había mucho esfuerzo que hacer, porque a pesar de todo, Sana si lo dejaría todo por ella y si tenía que vivir encerrada viviendo su amor entre cuatro paredes, lo iba a hacer, porque el apego que sentía por la pelinegra era más fuerte que pensar en sí misma, lo que inevitablemente, la estaba hundiendo.

Dahyun la convenció de cambiar los retiros, por lo que felizmente Sana aceptó, ya qué significaba mucho más tiempo al lado de su amada, y además, un lugar distinto en dónde compartir momentos que no sea en su habitación en el convento donde vivió toda su vida.

Al principio todo parecía volver a la normalidad, hasta que las cosas se complicaron con el problema que Mina traía en el retiro en el que reemplazaba a la mayor. Inevitablemente, Sana volvió a Takayama, y Dahyun, siguió en su retiro habitual.


Nun / Parte; Saida. EpílogoWhere stories live. Discover now