Capítulo 12

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¡Feliz San Valentín! Que pasen un hermoso día, ya sea acompañados o solos, pero  con ustedes como prioridad pues son, nunca lo olviden, su persona más importante

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La alegría por la llegada de un nuevo miembro a la familia se extendió por todo el señorío, la gente reía más fácil incluso haciendo las tareas cotidianas. Y hacían planes porque la nueva vida parecía traer junto a sí todo el futuro.

Kevan también hablaba mucho de su futura hermana, pues todos habían tomado las palabras de Vivienne de Skye como una verdad incuestionable de que el bebé sería una niña.

Gía la acompañaba más tiempo y su tío estaba completamente sobreprotector sobreprotector. Incluso más de una vez debieron rogarle a Arren que lo mantuviera entretenido en algo más para que su esposa pudiese descansar de sus excesivos cuidados que abarcaban alimentación, horas de sueños y evitarle tareas que él consideraba peligrosas o agotadoras.

-Es natural que esté preocupado y quiera cuidarla- lo defendía Arren a pesar de ayudarlas a mantenerlo ocupado.

-Entiendo que quiera cuidarla, Arren , pero a esta altura mi tía va a arrojarle con algo si no aprende a ser más medido en sus cuidados en lugar de ser excesivo.

-¿Cómo puede ser excesivo el cuidado? – preguntó él y ella lo miró incrédula.Eso explicaba muchas cosas.

-Tendré que explicártelo en algún momento, pero hoy tengo un día muy ocupado. Haremos control de los niños con Bertea para saber cómo está su salud en general y cómo están creciendo- dijo antes de despedirse.


Mientras ellas revisaban y atendían a los niños de Skye, una niña de unos doce años tomaba nota de toda la información que podía serles útil en el futuro.

-¿Quién es ella? – había preguntado Gía la primera vez que la había visto rondando por el lugar de su maestra.

-Tu reemplazo, por supuesto – había explicado Bertea ante su sorpresa- Y quién te asistirá algún día- agregó. A Gía eso le sonó impensable, que habría un día en que Bertea no estaría y ella sería la sanadora –Dentro de mucho tiempo, aún eres problemática y no te dejaré sola, pero necesitamos ayuda. La población de Skye crece, y no sé cuánto tiempo durarán los tiempos de paz.

-¿Volverá la guerra?

-Tarde o temprano lo hace, mi niña. Pero volvamos a concentrarnos en el ahora, en este tiempo feliz, el futuro está lejos y solo podemos tratar de prepararnos, pero no mucho más.

Así que Gía descubrió que ahora ella era también un poco maestra de Alis, la niña que las ayudaba, y eso también le recordó que en efecto, ella había crecido.

Durante aquellos tres años, no había sido muy consciente del tiempo, se había dedicado a dejar que fluyera mientras ella intentaba sanar, pero ahora habría un nuevo bebé en Skye, Kevan estaba cada vez más alto y bajo la tutela de Arren se había vuelto un buen luchador. El tiempo había seguido su rumbo, era una mujer ahora, casi todos seguían recordándoselo cada tanto por la forma en que la trataban. Y aunque ella había hecho todo lo posible por eludir el tema, cada tanto, cuando Arren se la quedaba mirando, se preguntaba cómo la veía.

Y los días siguieron pasando, cuando el embarazo de Vivienne de Skye ya fue evidente y sus malestares pasaron, junto a su esposo decidieron hacer una recepción para dar la buena nueva a lo señoríos que eran aliados y amigos.

Así que Gía se vio sumergida en los preparativos, sobre todo porque su tío le pidió que no dejara que su esposa se esforzara demasiado.

Así que tuvo que concentrarse en aquellas tareas de anfitriona que seguían resultándole molestas, pero lo hizo con compromiso y sin quejarse. Incluso accedió, sin resistencia ,cuando su tía la hizo elegir telas y vestidos nuevos.

El Capitán y la SanadoraWhere stories live. Discover now