La emperatriz Bai Yueguang ha caído en desgracia.

CAPÍTULO 68

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Jiang Xuan casi lloró de alegría, echó a patadas al hombre de mediana edad que resultó gravemente herido y noqueado por la medicina pero que aún luchaba hasta morir, y atropelló rápidamente.

Xiao Shan'er también levantó su cabecita de la espalda de su padre, sus grandes ojos se llenaron de luz por primera vez en varios días.

"¡¿Eres... tú?!"

Sabía que era peligroso aquí y no podía pronunciar nombres.

Ji Ke y Wang Zhi también se acercaron a ellos, pero después de dar algunos pasos, también fruncieron el ceño y se presionaron la frente.

Xiao Shan'er inmediatamente se acercó al oído de Jiang Xuan y dijo: "¡Papá, dales el antídoto!"

"¡Sí!" Jiang Xuan sacó el kit de sus brazos, tomó dos hojas, se las entregó y dijo: "Esta es la niebla venenosa que puse, este es el antídoto, sólo tienes que ponerlo debajo de la lengua. Una vez que se abran las cortinas de la tienda, la niebla venenosa viajará hacia fuera y nos ayudará a escapar, pero cuánto tiempo durará, no estoy seguro."

Ji Ke tomó la hoja e hizo una señal con los ojos, tomó una decisión de inmediato: "Dale el antídoto, hay apoyo afuera, Shan'er, lo llevaré".

Jiang Xuan entonces le dio la bolsa de brocado a Wang Zhi, y como para Xiao Shan'er...

Dudó un poco, temiendo que la carga de Ji Ke fuera demasiado pesada, pero si la carga solo y corre lentamente, puede ser otra carga para Ji Ke.

Sólo sé obediente.

Después de tomar la decisión, movió a Xiao Shan'er a la espalda de Ji Ke. En ese momento, Xiao Shan'er no tuvo ninguna resistencia y se presionó con fuerza contra él, dejando que los pequeños latidos de su corazón sonaran en la espalda de Ji Ke.

Ji Ke dijo de repente: "Shan'er, cierra los ojos"

Jiang Xuan quedó atónito.

Xiao Shan'er también estaba atónito, pero era muy sensato: en ese momento crítico, haría lo que le dijeran e inmediatamente cerró los ojos con todas sus fuerzas.

Ji Ke se acercó al hombre de mediana edad que estaba en el suelo y lo miró fríamente.

El tipo no podía luchar, todo su cuerpo estaba cubierto de sangre y miraba con los ojos rojos como un pez muerto, haciendo un sonido de "bebida" en su garganta con dificultad.

Ji Ke dijo inexpresivamente: "Sostengan al Rey Rojo"

Jiang Xuan: ! ! !

Al momento siguiente, Ji Ke sacó el cuchillo médico que acababa de usar para quitar la carroña de la cintura de Jiang Xuan con dos dedos, se puso en cuclillas, giró ligeramente el brazo, se levantó y tiró el cuchillo, tomó la mano de Jiang Xuan y dijo ligeramente: "Vamos".

Wang Zhi, que estaba de guardia detrás de la tienda, escuchó la orden y salió corriendo primero.

Jiang Xuan corrió hacia adelante con Ji Ke, y una delgada línea de sangre se elevó por el rabillo del ojo. El hombre de mediana edad en el suelo tembló de repente y luego dejó de moverse.

La niebla medicinal fluyó silenciosamente con el viento.

Los pocos soldados estaban mareados y luchando.

Wang Zhi saltó para despejar el camino como un guepardo, la espada en su mano era liviana y ordenada, y dondequiera que fuera, parecía flores volando y recogiendo hojas.