El monstruo de las pesadillas (12)

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Natalia.

—Hoy he visto a Tyler, iba con sus padres. Son viejos amigos míos —dice, como si me importara—. Me ha comentado que tú y él sois novios, ¿es eso verdad?

Mi pulso golpea en el interior de mi garganta. Todo lo que escucho se resume en los latidos de mi corazón. Cada vez suenan más y más.

—No —me atrevo a responder.

—Él me ha dicho que sí.

—Y yo te estoy diciendo que no —le corrijo.

Al monstruo de las pesadillas no le gusta no tener la razón. Me mira con odio y vuelve a clavar los ojos en la maleta. No deja de meter ropa. Me quiero ir del dormitorio. El marco que sostiene una foto de los tres, mi madre, el monstruo de las pesadillas y yo me produce náuseas. Tan sólo de pensar en ese viaje a la playa me dan ganas de llorar.

Aún recuerdo como si fuera ayer el tacto áspero de su mano en mi mejilla, mientras juraba una y otra vez que él no me había dado una patada en el estómago. Los gritos en el restaurante del hotel cuando pedía helado. Las amenazas con ahogarme en el mar que sufría la niña con cinco años.

Un escalofrío recorre mi cuerpo. Tengo los ojos llenos de lágrimas. Rápidamente las seco. No puede verme así. No puedo mostrar debilidad.

—Tyler es un buen chico —dice.

—Si le conocieras, no pensarías lo mismo.

El pantalón que sostiene entre sus manos se le escapa y cae a plomo al suelo. Yo lo miro con temor. Su puño se ha cerrado tal y como lo hace el mío cuando tengo ansiedad. Intento tragar saliva, pero se ha formado un nudo en mi garganta que me impide ejecutar movimientos.

—¿Qué insinúas?

—No me trata bien —digo por fin.

—Explícate —masculla, con rabia.

—No quiero hablar de ello.

Antes de que pueda salir por la puerta, su mano atrapa con fuerza mi muñeca. Siento su aliento cerca, tan cerca que siento repugnancia. Y miedo, mucho miedo. Mamá no está en casa y eso me lleva a pensar en todas las veces que se ha aprovechado del momento para desfogar su rabia interior en golpes. No sé por qué he pensado que podría ayudarme. No se le ha removido nada en su interior. Todavía espero que bajo esa máscara haya alguien con corazón que decida quererme de una vez.

No puedo huir, porque dentro de casa vive el monstruo de las pesadillas, pero afuera me espera su sombra.

Nosotros Nunca [YA EN PREVENTA]Where stories live. Discover now