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Narrador omnisciente.

La mujer de cabello negro se despertó, como de costumbre su marido estaba a su lado, salió con una bata y saludó a Ángela Klein, después saludó a Philliphe, pero se detuvo al ver su mala cara.

—¿Ahora que mierda pasó? —le preguntó

—Cora, el ejército de paz tiene a tu padre. —le dijo y ella apretó sus puños

—¿Mis hermanas dónde están?

Empezó a caminar a toda velocidad hacia su habitación nuevamente.

—Lograron huir con tu madre.

—Tráelas.

—Sabes que no puedo hacer eso. —dijo en un susurro

—¡Te di una orden y no veo que la estés cumpliendo! —lo encaró y el Mascherano solo asintió

Entró a la habitación, Antoni salió del baño con una sonrisa, la cuál se borró al ver la postura de su mujer.

—¡¿Cuándo pensabas decirme?! —le gritó

—Calma, amore mio.

—¡Si no me dices las cosas esto no va a funcionar!

—¿Y qué harás, eh? ¿Huir?

—Acabar con esta pirámide porque sabes que eso no me queda grande, ya me encargué de los Romanov así que no me será difícil hacerlo contigo.

—No me amenaces.

—Iré hoy mismo a salvar a mi padre, digas lo que digas iré.

Se encerró en el baño, se dio una ducha caliente, y se puso su mujer conjunto, posó la jadeíta en su cuello como era costumbre y salió.

—¿Madre?

Oyó la dulce voz de Damon.

—Hola, corazón. —lo saludó con muchos besos en la mejilla

—¿Vas a tardar?

—No, cuando vuelva prometo que iremos a dar un paseo y comer helado.

Él niño asintió, ella salió con Ángela y Philliphe detrás de ella, todos la saludaron y se pudieron firmes ante ella, la Dama de la Mafia.

Abordó la avioneta, tomó su teléfono y revisó cualquier información necesaria sobre el dichoso ejército, debió matar a Gema cuando tuvo la oportunidad. Y de Bratt no se esperó algo así jamás.

Miró a Ángela, ella había sido traída cuando la encontraron en medio del bosque con el cuerpo de un hombre, la iban a condenar a muerte, pero Cora necesitaba alguien de confianza.

Bajaron de la avioneta, todos tomaron sus puestos con la mirada de Cora, ella entró con sus botas retumbando, todos se quedaron en shock.

—Necesito al capitán Bratt. —le dijo a la secretaria pelirroja

—Es el m-ministro.

—¿Te pregunté? No sé cómo sigues aquí después de tu ineficiencia y traición. —le dijo— ¿De que color quieres tu ataúd?

—¿D-disculpe?

—No te sorprendas cuando llegue a tu casa y encuentres todo echo pedazos.

Siguió su camino hasta la oficina de Bratt, entró y reconoció al hombre al instante, estaba más diferente, más rudo quizá.

—Estás distinto. —le dijo— Aparte de que te volviste un traidor.

—¿Cómo entraste? —él se mostró temeroso

—Tengo mis trucos.

Ella se sentó en la mesa cruzando sus piernas.

—¿A qué vienes? ¿A entregarte?

Ella soltó una carcajada que le causó escalofríos a Bratt.

—Vengo por mi progenitor.

—Si te entregas quizás-

—Vamos, soy Cora, la hermanita de la mujer que amaste, no seas cruel. —le dijo ella

—No, ya no queda nada de esa Cora. —le dijo él y la sonrisa de ella se convirtió en una línea recta

Se acercó a él y reposó la cabeza en su hombro.

—Tienes razón… —le dijo ella en un sollozo— Estos años me han obligado a hacer tantas cosas.

Ella subió la mirada y Bratt apartó la vista, Cora tomó el mentón de él y lo obligó a mirarla.

Sus ojos, ella sabía que capacidad tenía, la seducción en su ser, tan solo al entrar a cualquier lugar imponía su presencia y su belleza. Lo besó, él la alzó llevándola contra la pared, la tomó del cuello cortándole el aire.

—¿Por qué la elegiste a ella en vez de a mi? —le dijo refiriéndose a Rachel

Él la besó, ella enredó sus piernas en la cintura del hombre y sintió su erección. La alarma se activó, pero Bratt estaba demasiado ocupado besando a Cora como un animal sediento.

Ella lo apartó, él se dejó caer en la silla cuando sintió un mareo.

—Siempre caen. —dijo ella sonriente

Antes de entrar se había aplicado gloss, un gloss que provocaba que cualquiera que la besara cayera dormido por unas horas, lo había creado Damon como regalo.

Tomó su navaja, una navaja de plata, tenía diamantes alrededor y grabada la C de Cora.

Trató de enterrarla pero se detuvo al oír como trataban de abrir la puerta, tomó su candela y empezó a quemar las cortinas, los papeles pero antes de seguir la puerta se abrió mostrando a Gema.

—Besa bien. —le guiñó el ojo y se dejó caer por la ventana, se sostuvo de la escalera de la avioneta y subió sin emitir palabra, en la otra avioneta iba su padre

Llegaron nuevamente a Italia, se bajó y empujó a Ángela contra la pared poniendo la navaja en su yugular.

—¿Qué haces? —le dijo la alemana

—Te dije que la mataras, que acabaras con la maldita de Gema y llegó interrumpiendo mi propósito.

—Estaba rodeada de escoltas, no pude hacerlo.

—¡¿Para qué te salvé entonces?! ¡Si no me vas a servir dime y te mando a matar!

—Cora, Ángela tiene razón, habían demasiados escoltas.

La ojiazul se alejó de Ángela, miró a si alrededor hasta dar con Rick James. Él fue quién corrió a abrazarla.

—Mi princesa, mi niña… —la abrazó y Cora empleó todas sus fuerzas en no derrumbarse

—Hola, papi. —le sonrió ella

El tomó la cara de su hija y la reparó con fijeza.

—Te me están dañando… —le dijo el

Ella le sonrió, no le dijo nada más, no le habló sobre el infierno que había pasado durante estos tres años, no le dijo sobre lo torturante que era amanecer todos los días al lado de su pesadilla, no le dijo lo cansada que estaba de ser la Dama de la Mafia y no Cora James.

Welcome to a new story, and a new Cora

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Welcome to a new story, and a new Cora.

Anhelo. "¿Juntos O No?" #3 (EN PAUSA)Where stories live. Discover now