"¿Juntos o no?" Es la gran pregunta de todos.
Después de tres años Cora aceptó su destino, hizo que lo debía hacer para proteger a los suyos, pero, llegaría nuevamente su tormento a querer protegerla a ella de si misma.
Me levanté, Christopher seguía durmiendo, lo miré y me miré a mi al espejo. Dejé un beso en sus labios y emprendí caminó hasta afuera, me las apañe para llegar hasta una cabaña cercana, para poder llamar fingiendo estar herida y que vinieran por mi.
En menos de dos horas había llegado Antoni junto a Philliphe, me miró de arriba abajo recibiéndome con un beso que me hizo sentir asqueada.
Quizá Antoni era atractivo, elegante y otros atributos, pero para mí solo era el hombre que me había condenado.
Llegamos Italia, ese mismo día me fui a buscar a mis hermanas y buscar a Emma.
Recibí la información sobre Gehena, no dije nada a Antoni, no dije nada a nadie, simplemente partí con mis hermanas, tenía el brazo abierto nuevamente por mi herida, los piel me ardían y la cabeza me dolía.
—Su alteza Amelie Skagen James, princesa de Gehena.
Me quedo paralizada, ¿James?, levantó la vista viendo a la criatura más hermosa que he logrado ver, una niña de ojos celestes iguales a los de las Mitchels y la cabellera rubia… es… es simplemente increíble.
—Soy Amelie y él es chispas.
Me quedo absorta, miro a mamá y esta simplemente desvía su mirada, la niña se acerca a mi y estoy a nada de romper en llanto.
—Oh, estás herida, ¿No te duele? —me mira fijamente y la siento perderse— Te pareces a mamá…
Sin poder evitarlo empiezo a llorar, a llorar de tal manera que me cubro la cara, me siento el abrazo de la niña y lo recibo gustosa.
Escucho pasos, me giro y siento que el alma me vuelve al cuerpo… mi hermanita, mi cielo, mi luz… espero una mirada, un gesto o algo, pero ella sigue de largo cogiendo a la niña en brazos y yéndose.
Nadie habla, nadie dice nada, me mantengo inquieta, me duele todo y necesito descansar, pero las ganas de seguir mi plan son más grandes.
—…hermosa princesa, ¿No cree? —me pregunta la duquesa y asiento mientras Sam entabla conversación
Emma llega y trato de hablarle pero pasa de largo, a este punto no sé ni siquiera como actuar.
—Oremos. —pide la niña y me muero de ternura
—¿Qué? —dice Luciana y la reprendo con la mirada
Nos sentamos a comer y no pruebo bocado, la niña me mira sonriendo y a mi mente se viene el ruso… mi sonrisa vacila y miro a mi hermana menor.
—Estás muy bella. —le dijo con tranquilidad
—Estás herida. —me dice mirando mi brazo
—No es nada.
—¿Quién te hizo eso? —me pregunta Amelie— No deben herir a las mujeres hermosas como nosotras.
Me saca una risita baja y asiento dándole la razón. Empiezan a hablar de la BRATVA, me enfurezco cuando veo a Antoni llegar junto a Philliphe y mi hermana se marcha con la niña, me voy tras ella y tomó su mano cuando estamos retiradas.
Pierdo la compostura, pierdo mi estabilidad y pierdo las ganas de mantenerme firme.
—Perdóname, perdóname, te lo pido, por favor.
—Yo no tengo nada que perdonarte.
—Es mi culpa y si yo-
Antes de poder decir algo ella se lanza sobre mi, me abraza y sin poder evitarlo rompo en llanto por segunda vez, me abraza con fuerza y siento que vuelvo a tener más felicidad.
—Estás tan dañada… —me susurra con los ojos aguados— Te está rompiendo él y esta maldita situación de mierda.
—No es nada, lo hice por ustedes y lo volvería a hacer mil veces. —acaricié si cabello
Se veía más mayor, más bella, más imponente y más segura de si misma.
Me levanté al oír los pasos de alguien, sequé mis lágrimas y adopté mi postura de siempre. Me giré viendo a Antoni, me despedí de Emma y Antoni se acercó a mi.
—No avisaste que te irías.
—No tengo porqué hacerlo. —me crucé de brazos
—Últimamente estás muy grosera… necesitas que te recuerden tu puesto. —trató de intimidarme
—No me amenaces, he sido fiel a mi puesto y tu asquerosa mafia italiana, sin mi no habrías logrado muchas cosas y tampoco las lograrás. —me acerqué embelesándolo con mi caminar
—Vamos a la habitación, amore mio.
Tomó mi mano y lo maldije para mis adentros, llegaba la peor parte de mi vida y era tener que entregarme a Antoni Mascherano.
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