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Antoni me llamó pero no respondí, quería irme a dormir, Ali fue quién le dijo que estaba bien, me curé la herida y me senté en la cama, abrí mi maleta y tomé el retrato que había mandado a hacer.

Éramos él y yo, sentados en la playa, abrazándonos y riendo, esa foto tenía más de 10 años…

Me puse de pie pero me tomaron por detrás lanzándome a la cama.

Patee su estómago haciéndolo retroceder.

—Ya te dije que-

—¡No! ¡No y no! ¡No acepto que seas su mujer y no la mía, joder!

Mis ojos se cristalizaron y le di la espalda, me armé de valor y le di mi mirada más gélida.

—Pues acéptalo porque es lo que soy, soy la mujer de Antoni Mascherano y la Dama de la Mafia.

Me besó con fiereza, le correspondí y se sentó sobre la cama, le desabroché el pantalón dejando salir su miembro, tragué saliva y dejé caer mi bata quedándome desnuda para él.

Sus ojos me recorrieron hasta llegar a mis senos con los que se quedó embelesado. Me senté sobre él, no me importó el preservativo ni mucho menos, él me necesitaba y yo a él también.

Me hundí sobre él, su gruñido me hizo recordar viejos tiempos, sus manos se posicionaron en mi cadera dándome ventaja, sus ojos chocaron con los míos y lo besé con tal de evitar aquellos ojos tormentosos.

—Ven conmigo.

—Que no.

Me puso sobre la cama sosteniendo mis muñecas y empezó a lanzar empellones salvajes, llenos de ira y de más cosas, estaba furioso con sí mismo y conmigo.

—Así sea a rastras te saco de aquí.

—Inténtalo y te vuelan la cabeza. —le sonreí

Se hundió con más profundidad tocando ese punto al que solo él llegaba, me arqueé soltando gemidos involuntarios, sus manos me tenían presionada contra la cama y se sentía excesivamente placentero.

—Dilo.

—¿Qué cosa?

Lo besé y él me recibió, de un momento a otro oí pasos acercándose, lo empujé sacándolo de mi interior y me senté en la cama.

—¿Señora? ¿Puedo pasar? —me preguntó Ali

—No. Quiero descansar.

Oí los pasos alejándose nuevamente. Me miró de arriba abajo y le fruncí el ceño.

—¿Por qué mierda sigues aquí?

—Ya hablé y te vas-

—¡Que no! ¡No me voy a largar contigo solo porque me cogiste!

—¡Soy el hombre que amas!

—¡¿Y qué?! ¡Eso no te da derecho a obligarme arrastrarme por ti!

—¡Te vas conmigo y punto!

Me levantó y mordí lancé un grito lo suficientemente fuerte, me soltó y los pasos se oyeron más cercanos.

—¡Vete o te matan ellos! —le dije empujándolo

—Ya te busqué una vez, no volveré a hacerlo.

—A ti nadie te pidió que revivieras así que lárgate a tu tumba otra vez. —me puse mi bata

—Eres mía, estés casado con quién sea siempre serás mía.

La puerta se abrió y tomé mi arma fingiendo apuntarle, solté el primer disparo y él desapareció.

—¡Un segundo más y ese desgraciado hubiera acabado conmigo! —les grité

Los saqué de mi habitación mientras ellos estudiaban el perímetro, me senté en la cama y por primera vez en muchos años dejé caer lágrimas, lágrimas de felicidad de saber que él está vivo, pero de tristeza de entender que no puedo irme con él.

Los saqué de mi habitación mientras ellos estudiaban el perímetro, me senté en la cama y por primera vez en muchos años dejé caer lágrimas, lágrimas de felicidad de saber que él está vivo, pero de tristeza de entender que no puedo irme con él

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Anhelo. "¿Juntos O No?" #3 (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora