12- Corazones rotos.

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No hubo tiempo que perder. En cuanto amaneció abrí el portal y nos dirigimos al Reino del Sol. En un principio había planeado hacer una parada en mi reino, pero tengo a Jamie al mando, sé que nada podría pasar en mi ausencia con él ahí. Mis nuevas acompañantes: Emma Collins, hermana de un leal subordinado, quiere reunirse nuevamente con él, y para eso debe viajar al reino del sol, puesto que Ester es un miembro importante en la Academia de Arquería.

La otra, es la señorita salvaje que responde al nombre de Melissa Crane. Sus motivos para viajar a otro reino me son desconocidos, mas, he de suponer, por los pocos comentarios que he podido sacarle, que planea visitar a alguien importante para ella. ¿Un marido? ¿Una hermana? Tal vez un padre e incluso un amante…

Lo desconozco, pero no puedo negar que he luchado contra la curiosidad que me invade cada vez que pienso en la fiereza de esta dama.

—Majestad —los guardias que custodian el castillo de Nicolás bajaron las defensas al ver que era yo quien aparecía a través de un portal—. No lo esperábamos.

—Tengo asuntos que discutir con, Su Majestad, el rey Nicolás, es imprescindible que nos veamos ahora mismo —la gravedad de mi voz los intimidó.

—E-El rey… —balbuceó uno de los oficiales.

—Sorpresa inesperada, Majestad —me volví al caballero que había aparecido ante mis ojos. Lo conocía, era el conde Campbell. Sus vivaces ojos oscuros escanearon mi figura y compañía—. Me temo que nadie lo recibirá este día.

No me pasó desapercibido cómo Melissa se tensaba con la presencia del nuevo individuo. ¿Se conocían?

—¿Ya no soy bienvenido a este reino?

—No creo que se trate de eso. Ahora mismo el rey y la reina están en la residencia Hayden celebrando el mayor acontecimiento —agregó. Me percaté de la ligera incomodidad que sentía al hablar del tema—. Casi toda la capital está allí.

—Pues usted no parece tener intenciones de dirigirse hacia allí —me acerqué a él—. ¿No fue invitado?

—Mi nombre debe encabezar la lista, soy un buen amigo de la novia, pero no soy un hombre tan fuerte como para soportar ver a tan esplendorosa mujer sellar su felicidad junto a la de otro hombre.

Mi cuerpo se paralizó cuando medité sus palabras. Novia… Casa de los Hayden… ¿Eso significa…?

Un nudo se formó en mi garganta. Los sentimientos negativos de rabia, celos y tristeza no eran la mejor de las combinaciones. El corazón que creí roto comenzó a martillear en mi pecho con una intensidad aterradora. Dejé escapar el aire que, sin darme cuenta, retuve.

—Comprendo —si al ver mi rostro no fue evidente el quiebre de mis pensamientos, al oír la ruptura de mi voz estuvieron seguros de ello.

—Si desea, puede pasarse por mi residencia. No me cabe la menor duda de que tenemos cosas en común, Majestad. Solo hasta que termine el evento.

Para el conde Campbell también era doloroso imaginar que la mujer que amaba estaba casándose en estos momentos.

—Emma, Melissa, tengan —saqué de mis vestimentas una bolsa llena de oro—, ustedes tienen asuntos que resolver en la ciudad, nos veremos. Emma —me dirigí a la castaña—, recuerda que fuiste desterrada por Carlos, no te conviene llamar la atención.

—Estoy al tanto de lo poco que soy querida en este reino Majestad —tomó la bolsita—. Y solo quiero ver a Ester, no tengo interés en el tonto de Carlos ni en la ridícula Sol Hayden.

—¡No hables de ella así! —me sorprendí por las dos personas que salieron en defensa de la duquesa esmeralda.

Bueno, en realidad no me desconcertó que Leonardo lo hiciera, es amigo íntimo de lady Sol, y aunque su amor no sea correspondido, no quiere decir que deje de tenerle respeto. Pero, me extraña que Melissa Crane, una señorita con modales deplorables y pasado ambiguo tenga alguna conexión con la hija de un duque hasta el punto de saltar a defenderla.

La Villana Merece un Final FelizWhere stories live. Discover now