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Nicolas Ruggiero

Corre por tu vida, que te comen los monstruos de la noche.

Mi conciencia lo único que hace es meterme más miedo trayendo pensamientos de cosas raras que pueden aparecer y atacar de repente.

Agarro las llaves que siempre dejo escondidas entre las flores de mi madre porque suelo perderlas todo el rato.

Abro la puerta y subo rápidamente a mi cuarto después de dar un portazo.
Y antes de entrar para hacer lo que quería hacer desde esta mañana escucho el grito de mi madre.

— ¡NICOLAS LIOPOLDO RUGGIERO PESTRA!

Estás muerto.

Estoy muerto.

Se escuchan sus pasos fuertes subiendo por la escalera y detrás unos pasos más ligeros.

— ¿¡Dónde se supone que estabas!?

— ¿De quién es esa ropa, Nicolín?

— Buenas noches a vosotras también, y es del padre de Maia.

Mi madre me mira confundida esperando una explicación detallada.

— ¿La joven griega? ¡Has estado con ella toda la noche!

Ojalá.

Silencio.

— ¿Eh? ¡No! No de esa forma al menos.

— Al sofá. Ahora.

Mi madre baja al salón y mi abuela se queda conmigo preguntándome mil cosas a la vez.
— Marilú deja de preguntar, nos va a contar todo ahora.

Me siento en frente de las dos y empiezan el cuestionario.

. . .

— ¿Y por qué saltaste con ropa al agua? Quiero decir, habrías tardado un segundo en quitarte la camiseta.

— Me habían retado.— Evito contarles lo que pasó con Maia por si acaso ella no quería que alguien lo supiera.

Ellas se miran entre sí pensando en si es una excusa razonable o no.
— Entendible,— mi madre se encoge de hombros y me deja irme al estar ella más tranquila.

Asiento y me dirijo hacia mi habitación con la excusa de cambiarme y descansar.
Ellas se quedan cuchicheando sobre Maia y lo único que puedo hacer es rezar por que no hagan alguna tontería.

Dejo el abrigo en la cama y me coloco en el escritorio para seguir escribiendo en la pequeña libreta que escondí debajo de mi ropa interior.

Nadie se atrevería a meter la mano en la ropa interior de hombre.

Obviamente mi ropa interior está limpia, pero mi madre dice que, por si acaso, prefiere ahorrarse traumas.

Abro la libreta donde hace unos días empecé a escribir cosas sobre Maia y la dejo abierta por una hoja en blanco mientras voy a mi impresora de fotos a imprimir las fotos que me hizo a mí y al paisaje cuando salimos juntos.

Siempre he tenido muy mala memoria, todos mis amigos lo saben y no les ofende que me olvide de sus cumpleaños o si tenemos alguna reservación.

Un Verano Junto A Ti.Where stories live. Discover now