XIV

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Nicolas Ruggiero.

Siento cómo el sol entra por la ventana y me obliga a despertar del profundo sueño.

Me gusta la sensación de sentir los rayos de sol dándome directamente en la cara y de tanto sentirlo durante toda mi vida me he acostumbrado a ese sentimiento tan agradable que al principio odiaba por romper mis bellos sueños infantiles e inocentes.

Trato de levantar mis brazos para estirarme pero siento como si algo estuviera aplastando mi brazo y la parte derecha de mi pecho.

Giro mi cabeza abriendo los ojos con dificultad para ver qué me impedía levantarme y me encuentro a Maia dormida profundamente encima mío.

Me detengo unos minutos para mirarla detalladamente.
Tiene el pelo desordenado a pesar de llevar la trenza, sus largas pestañas contrastan con su piel suave con leves pecas sobre ella que apenas se notan y que la hacen ver tan delicada.

Bajo la mirada y me encuentro inspeccionando sus labios con detenimiento.
Parecen tan suaves que siento el impulso de pasar mi dedo por ahí para comprobarlo, pero me detengo antes de hacerlo al verla acercándose más a mi cuerpo.

La abrazo como puedo y entonces la escucho quejarse como si se estuviera despertando así que apoyo mi cabeza sobre la suya y finjo dormir esperando que no se haya dado cuenta.

Maia Atropos.

Tengo que acostumbrarme a despertarme de este modo o terminaré las vacaciones amargada.

Me remuevo incómoda escondiendo mi cara en la almohada dura en la que estoy apoyada pero entonces siento cómo la almohada también se mueve y me incorporo asustada encontrándome a Nicolas dormido profundamente a mi lado.

A tu lado no, debajo tuya.

Recuerdo cómo anoche nos quedamos dormidos en mi cama y frunzo el ceño cuando Nicolas estira inconscientemente su brazo para agarrar mi cintura y tirar de ella hasta tumbarme encima suya otra vez.

Me paralicé unos segundos antes de acercarme más a él para ponerme cómoda y seguir durmiendo.

Nicolas aprieta con cuidado su agarre en mi cintura acercándome a él, por lo que supongo que pensará en sueños que soy una almohada o algo.

Pero no nos quejamos.

No, no me quejo para nada.

Cierro los ojos olvidando el sol que me da directamente en la cara queriendo aprovechar estos minutos antes de que se despierte y se aleje pero entonces escucho la puerta de la habitación de mi padre abrirse.

Me levanto de golpe escuchando los pasos de mi padre por el pasillo acercándose a la habitación y justo cuando veo el pomo de la puerta moverse se escucha a Athea llamarle a gritos y a mi padre corriendo hacia su habitación y cerrando la puerta.

Athea te amaré de por vida por eso.

Me giro hacia Nicolas y le doy golpecitos en la cara,— Nicolas, despierta.

Se queja y trata de acercarme de nuevo hacia él—, cinco minutos más por favor, estrellita.

— Mi padre está despierto, idiota. Despiértate y vete a tu cama antes de que nos encuentre aquí y que esto se convierta en un baño de sangre.

Se vuelve a quejar tapándose la cara e ignorándome.

— Nicolas Ruggiero, pienso ir a por un cubo de agua.

— Me despertaré...— suspiro aliviada pero veo cómo aparece una media sonrisa divertida en su cara aún sin abrir los ojos,—. . . sólo si me das un beso de buenos días.

Un Verano Junto A Ti.Where stories live. Discover now