CAPÍTULO 8.

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LUCKYAN LORAMENDI•

—¿Por qué tan sorprendido? — preguntó el rey William mientras yo trataba de no perder la cabeza por ello.

—Creí que...

—¿Qué no me enteraría? ¿Qué no es evidente para todos los que tenemos ojos que amas a esa pequeña plebeya? — Sus preguntas solo me hicieron preguntarme a mí mismo cuántas más personas sabían sobre Josephine y yo.

—No te preocupes, no es que como que la señorita Astley haya querido decir algo por su cuenta...

Mi cuerpo se tensó al escuchar aquellas palabras, ella estaba bien, ¿verdad? ¿Estaba ahí y estaba bien?

—¿Dónde está? — pregunté apretando los dientes, mis manos se aferraron con fuerza a la copa de vino y aquello no pasó desapercibido para el rey, quien alzó una ceja por encima de la otra.

—Bueno, creo que llevó a mis hijos menores al bosque a buscar bayas y moras para hacer una tarta — respondió con una media sonrisa.

El terror corrió por mi cuerpo, ¿sus hijos? Los hijos de Lauren también. No me había preparado aún para verlos o saber de ellos, fingí tranquilidad ante aquellos ojos oscuros que se empeñaban en observar todos mis movimientos.

—Ya tendrás tiempo para conocerlos después, querido Luckyan, estoy seguro que estarán felices de conocerte y Josephine estará feliz de verte. — Se llevó la copa de vino a los labios y bebió el resto.

—Sí — respondí aún con la mandíbula tensa, respiré hondo y bebí el resto de mi copa también.

—Bueno, Luckyan, el motivo de reunirnos aquí sin nadie más es porque necesito estar seguro que estás bien con esto —dijo despacio—. Necesito estar realmente convencido de que nos ayudaras a sacar a tu padre del poder...

—¿Y por qué no lo ha hecho ya? —Pregunté, él alzó ambas cejas y luego una sonrisa de superioridad se instaló en su rostro, me moví en el asiento y lo miré con la barbilla levantada.

—¿Qué?

—No soy un estúpido, rey William, sé que Minsk puede invadir Loramendi en cualquier momento que así lo decida,  como lo hizo en el baile de compromiso meses atrás. Sé que incluso sin mi ayuda pueden ganar esta guerra y terminar con todos nosotros...

—Sí, es verdad, puedo hacerlo y no sería difícil en la situación que se encuentra tu reino ahora, Luckyan, pero no soy esa clase de persona. Es verdad que esta guerra ha durado demasiado tiempo, y si seguimos con ella por otros diez años más vidas inocentes se perderían tanto de Loramendi como de Minsk.

—¿Qué es lo que realmente quiere de mí, majestad? — pregunté mientras el nudo en mi garganta se hacía más grande.

—Sé que a pesar de que sabes la verdad no dejarás de odiarme por lo todo lo que la guerra le ha quitado a tu nación y no espero tampoco convertirme en tu amigo, no, claro que no. Pero sí en un aliado poderoso, uno que podría ayudarte a reconstruir Loramendi y quitárselo a tu padre —dijo en voz firme y grave—. Lo único que realmente me importa es recuperar a Lauren...

Y ahí estaba, ahí estaba aquel hombre, aquel rey pidiéndome que le entregara a mi hermana... Suspiré y me tragué el nudo que me apresaba la garganta con fuerza.

—Mi hermana esta asustada, ella teme por mí y por lo que mi padre pueda hacer...

—Lauren es una mujer valiente, sé lo mucho que ha sufrido y los años de dolor que tenido que soportar, pero ya no pienso dejar pasar más tiempo para poder recuperarla  y traerla a casa. Con tu ayuda o sin ella voy a hacerlo, Luckyan, pero realmente quisiera evitar la pérdida de más vidas a como dé lugar.

—¿Si lo ayudo en esto, acabará con la guerra realmente?

—Sí.

—¿Qué tengo que hacer?

—Creo que lo sabes y lo sabes muy bien, Luckyan. — Y me observó con aquellos ojos oscuros, aquellos ojos que siempre iba a odiar. Y sí, por supuesto que sabía lo que tenía que hacer, por lo que estaba ahora ahí hablando con él.

—Sé que tu sentido de justicia es grande, pero esto, ya es una pequeña traición a tu padre y a tu reino — dijo despacio, sentí la amargura y el dolor recorrer mi cuerpo tenso.

—Tengo que ser yo, ¿verdad?

—Sí, tienes que ser tú, Luckyan —respondió de forma tranquila—. Si Minsk invade Loramendi y soy yo quien mata a tu padre, las otras naciones seguirán creyendo que soy el monstruo que el rey Eadred siempre ha proclamado, sin embargo, si lo haces tú a pesar de cometer parricidio, tu reino y los demás lo verán como un acto de valentía y de dar fin a la opresión que por años han arrastrado con tu padre.

—¿Y si no lo hacen?

Una carcajada suta atravesó aquel salón, respiré hondo.

—Eres inteligente, Luckyan, así que sé que no te arriesgaste a venir hasta aquí solo para negarte a matar a tu padre. Sé que antes de cruzar mis fronteras ya habías tomado tu decisión y sabías cual iba a ser tu destino — afirmó de forma arrogante, pero tenía razón.

—Sí. — Y fue mi turno de ser sincero.

—Ahora, necesito saber si estas dispuesto a trabajar a mi lado y sacar a tu padre del poder y hacerlo pagar por todo lo que ha hecho en el pasado y que sigue haciendo ahora. Dígame príncipe Luckyan, ¿esta dispuesto? — preguntó, se puso de pie y caminó el par de pasos que nos separaban. Lo miré durante un instante antes de ponerme de pie y quedar a su altura frente a él.

—Lo estoy, majestad — respondí, me tendió una mano y yo la estreché con la mía durante algunos segundos.

—Bien, gracias príncipe Luckyan —dijo de pronto y mi sorpresa fue grande al darme cuenta que se inclinaba hacia mí en una reverencia pronunciada—.  Gracias por ayudarme a traer a la mujer que amo de vuelta a mí y a mis hijos — susurró y el sentimiento en su voz fue real, demasiado real para entenderlo por completo, porque a pesar de todo yo todavía lo odiaba, pero viéndolo de aquella manera una parte de mí tembló y titubeó.

—Majestad.

—Ahora vaya, príncipe Luckyan, la señorita Astley estará tan feliz de verla — dijo, me dio la espalda y caminó lejos de mí.

Observé la habitación en silencio un momento.

—Lauren está bien —susurré y él se detuvo, pero no se volvió para verme —. Me he encargado personalmente que nada le falte y que éste tan cómoda como sea posible. He dejado guardias de confianza cuidándolo dentro del palacio mientras vuelvo a Loramendi, esta segura.

—Gracias, príncipe Luckyan, mis hijos y yo agradecemos su ayuda.

Luego de eso salí de ahí.

EL PRÍNCIPE QUE SOÑÓ CON SER REY [LIBRO #2] 《COMPLETA✅️》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora