CAPÍTULO 36.

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《JOSEPHINE ASTLEY》

Aquella mañana desperté cuando la luz del sol entraba por la ventana y entré las cortinas oscuras. Los brazos de Luckyan  me sostenían con fuerza y su aliento rozaba con suavidad mi cuello y quizá de ser diferente aquella podría ser nuestra vida tranquila, una vida tan simple como cualquier otra.

Un golpe en la puerta perturbó el suelo de Luckyan y se incorporó de la cama casi de un salto, me dedicó una mirada de disculpa y yo salí de la cama revuelta, alisé mi vestido con las manos y me deje caer sobre un pequeño tocador de madera para peinar mi cabello.

Fue Lorie quien apareció en el umbral de la puerta con el rostro sonrojado y sudor cayendo por su cuello, sus ojos azules se encontraron con los míos a través del espejo durante un segundo.

—El rey William ya ha llegado, está a una hora de aquí con algunos de sus guardias vendrá para hablar con usted príncipe Luckyan y a ver a la reina —notificó y su voz tembló un poco al final.

—¿Logró entrar sin que nadie lo detuviera? —preguntó Luckyan un poco confundido.

—Parvoo y el resto del sur está deshabitado ahora, Luckyan. El paso es libre hasta entrar a Mariehamn —dije despacio, él se volvió a mirarme y asintió, pero había temor en su mirada gris, él también sabía que el plan de su padre sería usar a la gente de Loramendi como escudo humano.

—Bien, entonces esperemos a que llegué para poder hablar con él. ¿Saben algo del consejero Clifford —preguntó mientras nos miraba, yo negué despacio.

—No, no sabemos nada.

—¿Y los demás saben algo de él? —insistió de nuevo.

—Hablé con ellos, pero dijeron no haberlo visto de nuevo después de que te encerraron y el rey Eadred tiene un nuevo consejero ahora —susurré, él asintió, pero su piel lucía ligeramente más pálida y había un terror diferente en sus ojos.

—Yo... —Lorie aclaró su garganta—. Yo podría ser su consejero, príncipe Luckyan, sería un honor para mí —dijo con voz grave, Luckyan lo miró.

—Seguro que el rey William no lo aceptará, Lorie. —Se encogió de hombros y sonrió a su pesar.

—El rey William tiene a mi padre, además somos aliados, príncipe Luckyan. Lo que ha pasado con... —Suspiró—, con la reina no lo cambia...

—Discutamoslo con el rey William cuando llegue —murmuró Luckyan, se frotó el cuello con una mano, parecía mucho más cansado ahora.

—Bien. Con permiso, príncipe Luckyan, Josephine. —Hizo una pequeña reverencia y se marchó dejándonos solos de nuevo.

Me acerqué a Luckyan y él me envolvió con sus brazos, dejó un suave beso en mi frente y tomó el cepillo de mi mano.

—Siéntate —susurró y así lo hice, el peinó mi cabello con delicadeza y destreza.

—¿Qué sucede? —pregunté y él suspiró, pero siguió peinando mi cabello con tranquilidad, con demasiado calma.

—Nada... Me pregunto que es lo que mi padre dio a cambio para que las otras naciones accedieran a pelear en esta guerra.

—Parece que lo descubriremos pronto, Luckyan, sea lo que sea no es nada bueno —contesté, él asintió.

—¿Puedo pedirte un favor, Josephine? —preguntó y dejó por fin el cepillo sobre el tocador.

—Sí, por supuesto.

—Hablaré con el rey William para que pueda llevar a salvo a Minsk a todas las personas que están aquí. —Se movio inquieto en su lugar—. Si él accede, me gustaría que te fueras con ellos , por favor —susurró y colocó una mano sobre mi hombro, lo miré a través del espejo, había tensión en cada uno de sus músculos.

EL PRÍNCIPE QUE SOÑÓ CON SER REY [LIBRO #2] 《COMPLETA✅️》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora