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15. Etiquétame

Luego de pasar toda la tarde juntas, Ruslana no podía evitar sentirse mas en las nubes que nunca. Habían conocido más la una de la otra, y el amor que ambas compartían por la música hacía la convivencia mucho más fluida y agradable. Chiara era arte pura, y Ruslana no podía evitar admirarla.

–Kiki.

–Dime.-detuvo sus manos del piano y la observo atentamente esperando a que hablara. Ruslana sentía que podría acostumbrarse a esos ojos muy fácilmente.

–¿Me dejas subir esta foto a mis historias?.-Chiara confundida observo el celular que sostenía la pelirroja y esbozó una pequeña sonrisa. Era una foto suya de ese mismo momento tocando el piano.

–Por supuesto. No necesitas pedirme permiso, no me molesta que suban fotos de mí.-Ruslana sonrió satisfecha, de igual manera ya la había subido pero buscaba la manera de seguir escuchando su voz.

–Obvio, cuando seas famosa tendrás que acostumbrarte a ver tu cara por todos lados.-Chiara rodó los ojos sin borrar su sonrisa y Ruslana rió.

–Etiquétame para poder compartirla. Siempre le digo a Martin que me avise cuando sube cosas para poder darle me gusta y comentarle.-mencionó con tanta naturalidad que Ruslana casi se atraganta con su propia saliva.

–¿Qué?.-¿Acaso había escuchado bien?

–Que me etiquetes, soy arroba Chiara Oliver. Así todo junto.

–Por supuesto que lo sé.-Chiara levanto la mirada y Ruslana temió asustarla por su obviedad.–Quiero decir, ya te seguía.

–¿De verdad?.-Ruslana asintió.–¿Y por qué nunca me habías mandado mensaje?.-la pelirroja se sonrojo de pies a cabeza y tuvo que bajar la mirada.

–No lo sé. ¿Me habrías respondido?.-Chiara lo medito por unos segundos y se mantuvo en silencio. Ruslana lo entendió.

–Por mensaje puede ser que no, pero eres amiga de Martin. Pudimos habernos conocido antes.

–¿Te hubiera gustado conocerme antes?.-Ruslana sonrió ampliamente cuando notó que la pregunta la tomo por sorpresa.

–No lo sé...-respondió luego de unos segundos pensando.–Creo que las cosas siempre pasan por algo.

–Y si no pasan, también.-Chiara asintió dándole la razón y fue cuando observó el reloj que colgaba en su pared detrás de Ruslana.

–Ya es tarde.-Ruslana se giró para ver el reloj también, marcando las 8 en punto. El tiempo se le había pasado volando.–Martin me invito a su casa. Organizó algo pequeño para celebrar, ¿quieres venir?.-la pelirroja notó la timidez en su pregunta y murió de la ternura, ¿cómo iba a ser capaz de decirle "no" a ella?

–Por supuesto.-Chiara sonrió emocionada y ambas se pusieron de pie camino a la salida.

"Solo espero que Martin no haya invitado a la nombre de color" pensó Ruslana.