· C u a t r o ·

2.6K 412 211
                                    

🎶 Hey Stephen 🎶

"I've seen it all, so I thought,

but I never seen nobody shine the way you do"

(He visto todo, así que pensé,

pero nunca he visto a nadie brillar como tú lo haces)


El timbre del apartamento suena cerca de las siete de la tarde. Estoy en la cocina preparando la cena, pero como es de concepto abierto si me inclino puedo observar parte de la sala. Finn y Gabriel están trabajando juntos en el nuevo proyecto, y ambos intercambian una mirada confusa.

Al final es mi hermano el que se levanta a atender el telefonillo.

—¿Quién es? —Escucho que pregunta.

Me centro en revolver mejor la salsa de los espaguetis. Estoy haciendo una de tomate y albahaca, pero a veces algo tan sencillo puede estar delicioso. En especial si le espolvoreas un poco de queso parmesano por encima.

—Claro, sube.

Pulsa el botón del telefonillo para el portal y luego abre la puerta. Después se vuelve hacia Finn.

—Es Adrien. Dice que se va a quedar a dormir.

Regreso a mi tarea de preparar la cena, pero una parte de mí activa el radar de cotilleo y permanezco atenta a lo que sucede a mi alrededor.

Cuando escucho los pasos acercarse en el portal y la puerta cerrarse, sé que Adrien ya está aquí. Me arriesgo a echar un vistazo rápido. Ha llegado con una ropa parecida a la de la cena, pero esta vez de su hombro cuelga una bolsa de deporte.

—¿Qué ha pasado? —Pregunta Finn, que también ha dejado el proyecto.

—Mis compañeros de piso. O me iba de allí o acababa en la cárcel.

—¿Qué han hecho esta vez?

La pregunta de mi hermano suena casi perezosa, como si estuviese más que acostumbrado a que uno de sus mejores amigos se plante en su apartamento a la hora de la cena y sin avisar, pidiendo dormir aquí porque ha tenido problemas con sus compañeros.

—Llego de trabajar de un turno de veinticuatro horas para encontrarme con que han hecho una fiesta. Una puta fiesta un martes, tío. Había como treinta personas en el piso y mira que es pequeño.

—Vaya...

—Para colmo encontré a dos follando en mi habitación. En mi cama. Sobre las sábanas limpias que había puesto antes de irme. Que no follo yo y tengo que encontrarme a dos desconocidos, joder.

Alzo las cejas y continuo cocinando, agradeciendo a todos los santos por estar escondida en el pequeño rincón de la cocina.

—Podría ser peor —interviene mi hermano—. Podría haber sido un trío.

Resisto la tentación de reírme, aunque se me escapa un suave silbido. Probablemente no está ayudando mucho con ese comentario.

Escucho a Adrien suspirar. Sé que es él aunque no esté mirando, y me pregunto en qué momento de mi vida he aprendido a distinguir sus suspiros. Hacía años que no nos veíamos, exceptuando el día que nos ayudó con la mudanza y la cena en el italiano.

Hablando de comida italiana, observo la pasta que estoy terminando de preparar. ¿Habrá cenado ya?

—¿De verdad que no os importa que me quede a dormir hoy? —Pregunta.

Un Inesperado NosotrosWhere stories live. Discover now