· Q u i n c e ·

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🎶 August 🎶

"But I can see us lost in the memory"

—¿Hay algo que te preocupe?

Me sobresalto y casi dejo caer el vaso al suelo. Beth me mira con una sonrisa ladeada mientras balancea las llaves del Roller Burger entre los dedos. Ya hemos cerrado y somos las únicas que quedan. Ella porque tiene que recuperar horas perdidas después de quedarse en casa cuidando de su hija y yo...

Porque no quiero regresar al apartamento y encontrarme con Adrien. Las cosas han estado extrañas (más de lo normal, si es que eso es posible) desde nuestro casi beso. Después de que Gabriel nos interrumpiera presentándose en el apartamento de improvisto, tuve que apañármelas para salir sin que él entrase. No quería arriesgarme a que se diera cuenta de que su mejor amigo estaba allí, conmigo. O de que otra persona más vivía en ese espacio.

Cuando regresé de pasar la tarde con mi hermano y cenar juntos, Adrien ya estaba en la cama y había colocado la almohada en el medio. No quise despertarlo y al día siguiente en el desayuno actuó como si nada hubiese pasado. Yo hice lo mismo.

Tal vez todo sean alucinaciones mías. Quizás no hubo un momento ni un casi beso.

O quizás se siente tan sumamente avergonzado porque soy la hermana de su mejor amigo, que prefiere no tocar el tema.

Sea como fuere, ninguna razón es lo suficientemente buena como para haberme pasado los últimos cuatro días comiéndome la cabeza y dándole vueltas a qué hubiese sucedido si lo hubiese besado, imaginándome cómo se sentirían sus labios y si es tan bueno besando como en mis sueños.

—Llevas al menos cinco minutos limpiando el mismo vaso y con la mirada puesta en el infinito —me explica Beth, y deja a un lado la sonrisa para pasar a una expresión un poco más preocupada—. ¿Estás bien?

Me toca el hombro y da un pequeño y suave apretón. La miro y durante unos segundos me planteo contarle lo que está sucediendo con Adrien, con mis sueños y, quizás, también con Carson. El cambio tan grande que he hecho en mi vida y los miedos que tengo.

Pero cuando estoy a punto de hacerlo la presión en el pecho y garganta regresan y me hacen callar. ¿Qué pensaría Beth de mí? No quiero aburrirla con mis preocupaciones, que probablemente solo sean importantes para mí, así que termino por sacudir la cabeza y poner una sonrisa fingida en el rostro.

—Sí —miento—. ¿Y tú cómo estás? ¿Y Sophia?

Tiene ojeras profundas y marcadas, así que es más que obvio que está cansada.

—Deseando que llegue mi día libre. Sophi ya está prácticamente curada del resfriado, pero me he dejado el sueldo de medio mes en contratar a alguien para que se quede con ella las horas que no podía escaquearme del trabajo. Cuando tienes un hijo sabes que va a ser difícil, pero no te imaginas cuanto.

Asiento.

—Oye, Beth. Perdona si te incomoda la pregunta, pero, ¿el pa...?

—¿El padre de Sophia? —Me interrumpe, pero no parece molesta por entrometerme—. Desapareció del mapa incluso antes de que ella naciera, así que estamos las dos solas.

Y vuelvo a asentir. No puedo decir que la entienda porque no me he visto en su misma situación, pero sí a mi madre vivir una parecida, por lo que puedo comprenderla.

—Si algún día necesitas que te eche un cable con Sophia, puedes llamarme. Mi único trabajo es aquí en el Roller Burger y ya no estoy estudiando, así que tengo bastante tiempo.

—Muchas gracias, Gia. Eres un sol —me da un pequeño abrazo y cuando se separa ladea la cabeza con curiosidad—. Terminaste la carrera este año, ¿no?

Un Inesperado NosotrosWhere stories live. Discover now