· D o c e ·

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🎶 Enchanted 🎶

"I was enchanted to meet you"


Durante esa mañana mi cabeza navega entre Carson y Adrien. El mensaje que me ha mandado el primero me ha dejado una sensación amarga y tensa en el cuerpo. No puedo evitar pensar que tiene razón, por lo menos en la parte de responder sus mensajes. Estoy actuando mal pero tampoco me encuentro preparada para enfrentarle aún. Para enfrentar todo lo que ha pasado. Todavía estoy en proceso de asimilar mi nueva vida.

Y en cuanto a Adrien... ¿qué era la mirada de esta mañana? La forma en que me abrazaba al despertar y lo agradable que era en realidad sentir su cuerpo pegado al mío.

Es como si estuviera traicionando a Carson, aunque ya no estemos juntos, y me dan ganas de vomitar por el sentimiento de culpa.

Estoy tan distraída que cuando Gabriel me llama para preguntar sí he pasado una buena noche y cerciorarse de que sigo sana y salva, respondo de forma monótona y hago que se preocupe. Al final termino por acceder en pasarme por su casa después del trabajo.

—¿Alguien sabe algo de Beth?

Salgo de mis pensamientos y cierro el bote de salsa que estaba rellenando para volverme hacia Rachel. Tiene una expresión preocupada en el rostro y mira la pantalla de su teléfono cada pocos segundos.

—Solo se ha retrasado, no te preocupes.

—Pero ella nunca llega tarde —replica poco convencida.

Todavía quedan diez minutos para abrir el local pero entiendo la preocupación de Rachel. Además tiene razón, en los pocos días que llevo trabajando ella no se ha retrasado nunca.

Sin embargo no pasan más que un par de minutos antes de que la puerta se abra y Beth llegue, para alivio de todos. Pero no está sola. Lleva de la mano una niña pequeña, de unos tres o cuatro años. Es imposible no adivinar que se trata de su hija ya que es casi una copia exacta, con los mismos tirabuzones oscuros y rostro en forma de corazón.

—Perdón, chicos —comienza a disculparse Beth mientras arrastra a la niña tras ella, que parece un poco tímida—. Sophia se ha despertado con tos y mocos y no puedo dejarla en la escuela infantil. Intenté buscar a alguien para que la cuide pero ha sido imposible.

Pienso que se ha pasado para avisarnos porque hoy no estará en el trabajo, pero entonces guía a la niña hacia una de las mesas individuales que hay más cerca de la barra y la hace sentar allí. Le quita una pequeña maleta que lleva a la espalda y saca un cuaderno y pinturas de colores. Después le da un beso en la mejilla antes de volver junto a nosotros.

—Beth... —comienza a decir David con tono de advertencia, pero ella lo interrumpe.

—No puedo pedir más días o me echarán. Con tan poco tiempo no he encontrado a nadie disponible para quedarse con ella. Se portará bien, lo prometo. Se quedará pintando sin molestar.

David suspira y asiente y Rachel se acerca para rodearla los hombros. Miro a la niña, que ya ha comenzado a sacar sus pinturas, y de vuelta hacia Beth. Se me parte el corazón ante su expresión de tristeza.

—Sé que estaría mejor en casa, conmigo cuidándola, pero necesito este trabajo para poder mantenernos. Ser madre soltera es...

No termina la frase, pero no hace falta que lo haga. Todos sabemos lo que viene después.

Difícil, cansado, una lucha constante. Mi madre siempre estaba exhausta, y aún así para nosotros tenía una sonrisa en el rostro, justo la misma con la que Beth está mirando ahora a su hija.

Un Inesperado NosotrosWhere stories live. Discover now