Charla nocturna

539 57 0
                                    

Dejo las llaves del patrulla en el parking, soltando un suspiro de cansancio, frotándose el cuello con suavidad, tratando de alivianar un poco la pesadez de su cuerpo.

Saludo a un par de agentes que iban pasando con un detenido y se dirigió hacia la puerta que conducía a las escaleras, desconectando la radio y su gps a medida que iba subiendo.

El aire del tejado fue gratamente bienvenido, moviendo suavemente sus cabellos libres del gel que se aplicaba por las mañanas y provocando que un ligero rubor cubriera sus mejillas producto del frío.

Apoyo su espalda contra la pared al lado de la puerta y se deslizó lentamente hasta quedar sentado en el suelo, permitiéndose descansar por primera vez desde que comenzó su turno.

Le echo un vistazo a la ciudad, disfrutando de los breves momentos de paz que las altas horas de la madrugada le permitían. Sacó un cigarrillo de su paquete y lo encendió, llevándoselo a los labios para darle una larga y necesaria calada.

Dejo que el silencio, la paz y la familiaridad de comisaria lo invadieran.

Pero su paz fue interrumpida cuando apenas llevaba la tercera calada. La puerta a su derecha se abrió lentamente y unos familiares ojos marrones se asomaron por el hueco.

-Ahí estás- Murmuro el recién llegado, saliendo al tejado con confianza.

- ¿Me estabas buscando?- Cuestiono con curiosidad.

-Por supuesto, quería saber que te pareció tu primera vez lidiando con los problemas de los agentes- Comentó observándole fijamente.

Gustabo no pudo evitar soltar un bufido, negándose a creer que esas boberías sin sentido fueran considerados verdaderos problemas por la malla.

Sus ojos se encontraron con los de Gordon, mirándose fijamente por largos segundos, estudiando sus intenciones, satisfecho al no encontrar más que genuina curiosidad y rastros de preocupación.

Lentamente extendió su mano, palmeando ligeramente el suelo a su lado, esperando hasta que el menor estuvo sentado, hombro a hombro, para volver a relajarse.

Le dio una cuarta calada a su cigarro y se lo ofreció a Gordon, notando como este no dudo en tomarlo. Sus dedos se rozaron ligeramente y el castaño se colocó el objeto entre los labios, aspirando suavemente, sin romper el contacto visual en ningún momento, para terminar exhalando el humo por la nariz.

-Entre estar todos los días pensando si la mafia me va a pegar un puto tiro, estar encerrado en un psiquiátrico o aguantar a agentes que se comportan como críos, créeme que prefiero la última opción- Comentó despreocupadamente.

-Ya, bueno… También es verdad- Murmuró- Que los problemas actuales sean peleas de niños, es bastante reconfortante… Es una lástima que no vaya a durar mucho más.

-Te aseguro que la mitad de la malla acabara muerta si no empiezan a espabilar, es solo cuestión de tiempo- Dijo el rubio.

-Nuestro trabajo será evitar que pase eso, pero no veas lo jodido que estará- Suspiro de frustración el menor.

-¿Quieres que sea sincero? No podría importarme menos si alguno de estos gilipollas muere. ¿Trataré de evitarlo? Por supuesto, pero no soy un héroe Gordon, no daría mi vida por ninguno de ellos- Confesó sin remordimiento alguno.

El silencio lleno el tejado, roto únicamente por sus respiraciones y el sonido de las sirenas a lo lejos.

Gus estaba listo para levantarse e irse a tomar por culo a la sala de archivos para poder ir a descansar, cuando un ligero roce en su mejilla llamó su atención.

Antes de que pudiera reaccionar, Gordon había tomado su rostro entre sus manos, obligándolo a que se miraran fijamente.

El tiempo siguió fluyendo a su alrededor, pero para ellos, el mundo se detuvo. Reduciéndose únicamente a profundos pozos de agua cristalina y a un castaño oscuro, como el café que bebían por las mañanas.

-¿Y por mí? -Susurró el menor.

Esperanza, vulnerabilidad y oscuridad era lo que reflejaban sus ojos, seguridad en su agarre, pero nerviosismo en el movimiento de sus cejas.

Tal vez por eso a Gustabo le agradaba tanto. Gordon era sincero, leal y respetuoso. Sus ojos reflejaban su alma y actuaba con el corazón.

Si fuera una mejor persona, no dejaría que se contaminara con su oscuridad, pero hace muchos años que había renunciado a aquella batalla.

Y observando la oscuridad escondida en su expresión, tal vez no era el único que necesitaba ser salvado.

-Eso depende de lo que hagas a continuación- Respondió, inclinándose hacia el agarre en sus mejillas.

Lo vio tragar saliva por el nerviosismo, como sus pupilas se dilataban y su mirada se desviaba desde sus labios a sus ojos constantemente.

Por un momento dudo si había malinterpretado la situación, pero unos labios contra los suyos silenciaron todas sus inquietudes.

El contacto inicial fue golpeado e incómodo, pero a medida que transcurrían los segundos, ambos se fueron relajando, tomando una postura mucho más cómoda.

Era suave, cálido y nuevo. Desconocido y emocionante. Aterrador y esperanzador por igual. Todo y nada a la vez.

Eran Gustabo y James. Celeste y café. Rubio y castaño. Inspector jefe y subinspector.

Cuando se separaron, el menor dejo sus frentes unidas, respirando el mismo aire, con el cigarro olvidado en algún lugar a su alrededor.

-Ten una cita conmigo- Pidió Gordon, lleno de esperanza y nerviosismo.

-Joder… ya era hora- Respondió García, riendo por lo bajo, sintiéndose genuinamente feliz por primera vez en mucho tiempo.

El futuro se veía complicado, ambos estaban rotos, llenos de oscuridad y de demonios de su pasado que los atormentaban, pero aún eran jóvenes, llenos de sentimientos e ilusiones.

Y tal vez, por primera vez, la vida podría empezar a sonreírles. Y si no era así, podrían patearle el trasero.

Juntos.





-Suki ♡

Historias Gortabo y OtrosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang