8. ¿Tú único amor?

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Helaena no tardó en llegar y esta vez la propuesta del nombre que tanto quería Rhaenyra fue pedida por Alicent hacia su esposo que acepto feliz de que su hija quisiera participar.

Helaena de poco meses era lo contrario a Aegon que era inseparable de la princesa, por otro lado la pequeña bebé lloraba y gimoteaba por la cercanía de su madre, que le era a veces imposible para la omega de calmar.

El enojo que tenía contra la princesa se fue suavizando por qué el alfa no paraba de darles detalles y atención que hacia que no estuviera tan molesta con ella, sin embargo, desde el nacimiento de Helaena Rhaenyra a querido tener intimidades con ella, la cual rechazaba rotundamente.

Siendo esto algo frustrante para la princesa que se sentía reprimida sexualmente por la reina, era un castigo que había implementado al mantenerla a raya desde la cacería.

También Alicent no tenía las fuerzas desde el nacimiento de su niña, ya que se sentía estresada por el cuidado del bebé que a veces dejaba del cuidado de sus nodrizas.

A veces se consideraba inexperta en el cuidado de sus niños aunque haya sido enseñada literalmente para eso, su pesar desde el nacimiento de su primer hijo aumentaba y necesitaba a veces perderse un tiempo de ellos.

Por mal que sonara.

No es que no los quisieras, si su corazón se desbordaba por ellos, simplemente se siente ahogada a su corta edad y la presión de como debe de ser una madre la persigue...

¿Realmente lo estoy haciendo bien?

Rhaenyra por otra parte seguía siendo presionada por su padre por tomar a alguien en matrimonio.

Había aceptando mirar la propuestas con él sólo para alivinanar su relación con la Omega.

- No.- Responde desplomando se en su asiento después de ver varios pergaminos que se esparcian sobre la mesa del consejo.

Su padre resoplo y se llevó la mano a la cara con cansancio.

- Rhaenyra, "no", es la única palabra que has pronunciado en todo este tiempo.

- Es que simplemente ninguna de estas peticiones son de mi interés, además no se quienes sólo puedo distinguir sus apellidos.

- Muy bien Rhaenyra, si así lo prefieres, te he planificado un viaje del cual podrás escoger y rechazar a tu gusto.

- No quiero viajar para ver viejas momias que pretenden tomar mi mano si lo puedo rechazar desde aquí.

- No es una propuesta, es algo ya planificado.- Viserys decidido se levanta y pide hablar con un guardia tan bajo para los oídos de Rhaenyra que irritada restriega sus manos contra su cara.

- Se pondrá en marcha tu viaje tan pronto como salga el sol mañana, así que ve preparándote porque es una orden como tu rey.- Decide acomodando todos los pergaminos después de despachar a el guardia con uno de ellos.

- Que infierno...- levantándose se dirige a la salida sin despedirse de su padre.

Su mañana parecía empezar de la mejor manera. Y pensar de cuantos días sería ese viaje, sería una tortura.

Su camino fue directamente hacia los aposentos de la reina, ya que quería ver sus hijos. Siempre los visitaba por la mañana sin falta y eso hacia su día más llevadero.

Al entrar consiguió a Aegon jugando en el piso con varios juguetes alrededor de él, el niño estaba un poco más grande y ya podría caminar sin tanta dificultad. Al notar la presencia de Rhaenyra este levantó corriendo para abrazarla y ella feliz lo levanta en sus brazos, proporcionándole varios besos en el rostro y haciendo que este sonría.

Una Línea Delgada (Rhaenicent)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora