11. Promesas.

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La noche de Alicent no fue la mejor, ni la mejor mañana.

Su día había comenzado con la noticia de su padre al rey, mientras se cambiaba.

No sabría cómo reaccionar a ello, sentía calor y sus feromonas eran la causante de eso, su enojo se desató rápidamente con sólo pensar que lo que había dicho su padre, sea cierto.

Viserys pudo notar su desborde, no era normal, para que lo haya notado el rey.

- Es todo, he llegado a mi límite.- comenta, limpiándose la cara con sus manos, como queriendo quitar su molestia.

- Yo...- apenas podía hablar moderadamente, su voz era muy baja.- Hablaré con ella.

- Ya hemos hablado mucho, mucho y ella no termina de madurar.

- Lo sé.- trato de calmarlo acercándose a él.- Creo que hay que escuchar ambas versiones, sólo dejame intentar...

Viserys suspiro y la volteo a ver, sus manos apretada contra la silla dejaban sus nudillos blanco.

- Eres muy generosa mi amor...

Alicent apretó su mandíbula y bajo la mirada a sus manos, ella realmente se estaba conteniendo mucho.

Su rabia, su molestia y el sentimiento de traición se habían acumulado en su corazón, pero aún así ella confiaba, confiaba en que Rhaenyra no sería capaz de hacerle daño.

En qué las fuentes de su padre estaban equivocadas.

El Targaryen queriendo buscar un confort en su esposa, la envuelve en sus brazos inalando su aroma. Le era muy tranquilizador tenerla a su lado, le hacía centrar nuevamente su cabeza.

Apretándola contra él, le da un beso en la coronilla de la cabeza.

- Gracias...

Alicent asintió, pero el aroma del rey no le causaba la tranquilidad que ella buscaba, su conexión era nula. Quería cambiar eso y se esforzó en que funcionará.

Estaba abrumada.

Al llegar al gran arciano, no estaba más tranquila. Trataba de mantenerse centrada, de tener un control en su Omega, de contener sus lágrimas.

Al citarla en un lugar sagrado como es este espacio, Alicent esperaba la verdad.

Y aunque no sea en este lugar, siempre esperaba la verdad de la persona que ama.

Al visualizar a él Alfa caminando hacia ella, perdía todo el control. Su feromonas estaban nuevamente perturbadas.

Rhaenyra no pudo escapar de a ola abrumadora con la que fue asotada, su instinto protector salió a flote de manera alarmante, quería calmar a su Omega, pero sabría que sería rechazada así que se mantuvo a raya.

- ¿Qué pasó anoche? - pregunto tanteando los gestos de su amante.

Rhaenyra pensó en cómo se había enterado tan rápido.

- ¿A qué te refieres?

- Mi padre hizo acusaciones preocupantes.- tomo aire antes de continúar.- ¿Estuviste con tu tío?

La pregunta la descolocaron un poco pero como podría mentir sobre eso. No sabría cómo responder por qué no sabía que tanta información tenía Alicent.

No quería mentirle, ¿Y cómo se lo tomaría? Literalmente casi termina teniendo relaciones con Daemon. A Alicent nunca le había caído bien y si se entera de que estuvo con el íntimamente podría perderla.

No quería eso.

- Yo... No lo había visto en años. Me llevo a la ciudad por diversión.

No sintiéndose completa con la respuesta, Alicent se acerca poco más a Rhaenyra.

Una Línea Delgada (Rhaenicent)Where stories live. Discover now