Las Triples Gilmore (Tristan Dugray)

Capítulo 10: Romeo y Julieta

Narra Kat

Hacía un mes que había tenido lugar mi fiesta de cumpleaños. Hacía un mes que acepté que sentía algo por el adolescente de ojos avellanas que se divertía a mi costa. Durante el último mes, las miradas nos delataban.

 [...]

– Tendréis que representar la obra de Romeo y Julieta como trabajo final de la asignatura – comentó el señor Medina. – Los grupos ya están hechos. En dos semanas será la representación. Suerte.

Cuando vi los nombres de mi grupo, gruñí. Joder.

– ¡Estamos juntas! – exclamó Ror.

A Paris no le faltó tiempo para replicar.

– ¡No es justo! ¿Cómo haremos una obra cuando dos de los personajes son iguales? 

– Puede ser una ventaja. Solo debéis saber aprovecharla.

– ¡Oh, venga ya! – exclamó Paris.

Maldiciendo, volteé mi cuerpo y observé a mi grupo. Este estaba compuesto por un grupo de diez personas; Jaxon, el chico callado al que nunca había oído hablar; Julia, una atractiva chica rubia que me miraba con una gran sonrisa; Louise y Madeline, las mejores amigas de Paris; Raven, quien no paraba de lanzarle miradas lascivas a mi hermana; Paris, Rory, dos chicas más que no conocía y yo. Bueno, podría haber sido peor.

Disimuladamente, atisbé a Tristan en el grupo de la derecha, hablando animadamente. Como él fuese Romeo y tuviese que besar a otra... Dios. No. Aparta estos pensamientos. Katerina, no te ilusiones. No.

– Yo lo haré todo – afirmó Paris.

– Yo quiero participar – replicó Rory.

– Me es indiferente lo que quieras.

– Y a mí me importa una mierda lo que quieras tú – exclamé.

Paris entrecerró sus ojos y me fulminó con la mirada.

– Yo lo haré todo. Seré la protagonista y elegiré a mi propio Romeo.

– Cambio de planes, chicos. Tristan se unirá a vuestro grupo – afirmó el señor Medina.

Paris levantó sus comisuras y fijó su malvada mirada en Tristan. Y él... él solo me contemplaba a mí. Al encontrarse con mis ojos azules, me dedicó una de sus sonrisas ladeadas.

– Bien, Trist, ya hemos aclarado varios asuntos -- comenzó Paris.

Mis labios se fruncieron al escuchar esa mierda de apodo.

– Para ya – gruñó mi hermana a mi izquierda.

Raven le miró coqueto y su expresión me asqueó.

– Un poco de dignidad, por favor – le espeté. Eso hizo que fijase su sucia mirada en mí y que ahora me contemplase maravillado. Joder.

– ¿Qué opinas, Tristan? Aunque en realidad, ni siquiera sé si te has enterado de algo, ya que hay ciertas maleducadas que no nos dejan hablar.

Rory, para sorpresa de ambas, le sacó el dedo corazón. Los presentes reprimieron una sonrisa.

– Me he enterado perfectamente. Gracias, Paris.

La nombrada le miró con afecto y se sentó en su silla.

– ¿Quiénes serán los protagonistas? – preguntó Julieta.

– Yo seré Julieta y elijo a Tristan como Romeo.

Nuestro próximo Romeo le dedicó una mirada curiosa a las dos chicas que no paraban de mirarlo.

– Yo quiero ser Romeo – añadió entonces Raven.

– No, no quieres.

– Sí, sí quiero.

– He dicho que no.

– Ha dicho que sí, Paris – añadió Tristan.

– Mi Julieta será Katerina.

Mi cabeza giró de forma inhumana y fruncí mis cejas.

– Eh, a mí no me metas – espeté, apuntándole con el dedo índice.

– Pues claro que no lo será – gruñó Tristan.

– ¡Julieta seré yo! No hay nada más que hablar.

– ¿Habrá beso? – preguntó una de las chicas que no conocía.

– Pues claro. ¿Nadie ha leído Romeo y Julieta o qué?

– Me presentó como voluntaria para ser Julieta – exclamó la chica de su lado.

– Yo también – añadió Julia.

– No seré Romeo – nos sorprendió Tristan.

– ¿Y eso por qué? – añadió Paris con impaciencia.

– Solo quiero besar a una chica.  A mi chica. 

Juró que oí un sollozo. Lo juro.

La conversación no llegó a su fin, pues el timbre sonó y la clase comenzó a vaciarse.

No obstante, antes de irme, alguien me agarró del brazo.