Contigo Siempre

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Llegamos a casa de mis suegros, Navier muy apenas saludo y subió a su antigua recamara. Salude a los duques y trate de ir detrás de mi mujer, pero sus padres me pidieron que le diera unos minutos y aprovechara para contarles que había pasado; hacía mucho no veían a Navier huyendo como hace mucho acostumbraba. Me contaron que cuando Navier era una adolescente cuando se fastidiaba o estresaba mucho, corría a su habitación o salía a cabalgar con su yegua, siempre tratando de alejarse de todo para refrescar su mente y aclarar sus sentimientos. Parece que esos ataques ansiosos habían ido desapareciendo, y si no, desde que Navier se casó por primera vez, los duques no tenían manera de saber si sus "ataques" seguían ocurriendo.

Desde que conozco a Navier, ella tiene espacios de completa privacidad, en oriente era ese parte del jardín oculta entre la maleza, espacio que ella poco a poco fue haciendo de su gusto, lo decoro con algunas luces, su sillón favorito bajo la sombra de un gran árbol de encina y una mesita con los libros que más le gustan, ahora en el meridiano, ella tiene un jardín totalmente privado, con un gran árbol, esta vez de flores de cerezo, con solo una manta, rodeada de flores y libros.

Akatsuki se siente alagada de conocer estos lugares íntimos de su prometida, eso le daba entrada a su privacidad, a sus limites y tranquilidades. Estaba agradecida de poder compartir tanto lo bueno y lo malo de la mujer que quiere tomar como esposa. Después de cotarle a sus suegros el momento que acababan de vivir en la boda de sus majestades, los duques con la frialdad que los caracteriza no supieron reaccionar, solo pudieron invitar a su nuera a la habitación de Navier, para consolarla. Más temprano que tarde, Ats subió al cuarto de Navier.

La encontró sentada en su cuarto, con un peluche que ella conocía, el señor stomy, un osito de peluche que fue el primer regalo que Akatsuki le dio a la entonces inalcanzable emperatriz de hielo. Navier escucho la puerta y dijo ─No quiero hablar con nadie...─ Hasta que escucho la voz de su prometida:

─¿Ni siquiera conmigo cielo?─ Preguntó Akatsuki, intuyendo que Navier no la dejaría irse. La cabecita de Navier volteo, dejando ver sus ojos rojizos ante su novia, empezaron a rodar un par de lagrimitas por sus mejillas, Akatsuki fue a sentarse a un lado de ella, Navier se recargo en el hombro de Ats, sin soltar el osito, Navier hablo, ─¿Soy penosa cierto?─

─Claro que no mi amor, acabas de pasar una situación desagradable, tienes derecho a sentirte mal...
─tal vez, pero sabes que para mí es muy difícil mostrar mis sentimientos, siempre me advirtieron que mostrar emociones era sinónimo de debilidad, procure no mostrar nada, siempre poner una cara seria o una sonrisa liviana, pero yo era una adolescente, mis emociones se veían alteradas y había veces que no podía ocultarlas, por eso escapaba, por eso me gusta tener lugares solo para mí, donde puedo pensar y sentir.
─y tu sabes que conmigo no es necesario fingir ni escapar, como tu futura esposa, quiero estar contigo y conocerte en todas tus facetas, no siempre podemos estar al 100, todos tenemos limites, aunque los tuyos son muy extremos, también los tienes.
─Amor, abrázame, eres la única persona que me hace sentir segura, la mujer con quien realmente puedo mostrarme como soy, no me sueltes, te amo, más de lo que puedo entender o explicar...quiero dormir, y solo a tu lado puedo hacerlo bien, por favor...no me dejes sola...
─yo jamás te voy a dejar sola, siempre voy a estar para apoyarte, abrazarte, para amarte...

Navier se quedo dormida en los brazos de su amada, Akatsuki se quedó en la habitación merodeando, viendo las fotos que tenían, desde siempre tiene fotos con Sovieshu, no se le hacía raro y prefería no desgastarse dándole vueltas a esa situación, de lo contrario encontró un detalle más interesante. Cuando era una niña en todas las fotos salía Navier con su hermosa sonrisa tierna, además de que con el tiempo esa sonrisa desapareció, Akatsuki noto algo más, los vestidos que Navier usaba de adolescente, todos tenían mangas, o guantes largos, empezó a sospechar, siguió viendo fotos y no encontraba más que unas mangas cubriendo sus brazos y una sonrisa inexpresiva, examino todas las fotos detenidamente, hasta que vio en una pequeña marca, los guantes que llevaba esa vez no cubrieron una de sus cicatrices, Ats confirmo lo que temía, descubrir que la persona que tanto amas era capaz de autolesionarse te destruye el alma, nunca imaginas todo el sufrimiento por el que puede pasar una persona para hacerse daño...

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⏰ Last updated: Mar 06 ⏰

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la emperatriz divorciadaWhere stories live. Discover now