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6/09/2020

Un suave canto de aves se oía fuera de aquel edificio, el reloj marcaba las 16:37. Una pareja sentada en una mesa bebiendo café, uno de ellos ya llevaba cuatro tazas con un gran exceso de azúcar y mucha cafeína.

— Por eso no duermes, llevas mucho café... — habló el joven con una carita de preocupación. — Te puede hacer daño tanta cafeína.

— Es que te juro que con este trabajo dormir es perder tiempo importante... — sus ojeras denotaban cansancio, mucho cansancio, sus manos temblaban mientras digitaba sobre el teclado, su presión estaba alterada. — De hecho... ¿Me traes más?..

— ¿No prefieres tomar un descanso? Te acepto la nicotina, pero tanto café... Te va a dar un infarto. — tomó las manos de su prometido y las besó con cuidado.

— ¿Prefieres a que me fumé una cajetilla completa en un día a que tome café? — miró a su futuro esposo con sarcasmo en su mirada.

— ¿Quien dijo que te dejaría fumarte una cajetilla? — levantándose de su asiento cargo al joven como princesa, lo llevó hasta la habitación del penthouse y lo acostó en la cama poniéndose sobre él.

— ¿Que vas a hacer sucio mugroso? — rió al sentir los besos sobre su cuello casi como cuando un gato invade tu cuello y lo lame. — No empieces... Me dieron ganas de ese cigarrillo... ¿Me lo darás?..

— No... — un mordisco fue dejado en el cuello de su lindo amado y con eso se escuchó la puerta principal. — ¡Agh!.. No había venido nadie... ¿Por que justo ahora?..

— Yo voy. — sonrió levantándose de la cama y llendo hacia la puerta principal saliendo de la habitación.

Un minuto, dos, tres, cinco, diez... Un disparo, dos disparos.

El joven corrió afuera de la casa medio dormido y se encontró con su prometido sentado en el suelo apoyado en la pared, un agujero en su pecho y otro en su abdomen. La sangre se escurría por su boca y se escondía en su cuello, sus ojos no brillaban, su antes acelerado pulso ya apenas y se notaba. A una velocidad inhumana acomodó a su amado, presionó sus heridas y marcó al número de emergencias, mientras lo hacía noto una marca en el cuerpo del contrario, una quemadura recién hecha en la que se veía el dibujo de una paloma. Eso había sido una venganza, pero el otro no tenía nada que ver y había sido el afectado.

— Lindo... Debo decirte algo importante... Yo te... Te... Te amo... — su último respiro acabó en un te amo, un corazón roto y una ira almacenada.

— ¿Amor?.. Yo también te amo.. ¡Cariño por favor!... — sus lágrimas se empezaban a escurrir por su barbilla. — ¡Te amo, no me dejes por favor!...

06/09/2010

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06/09/2010

— ¡Vamos Rin, por fiiiis!.. ¡Será divertido lo prometo! Si no te gusta te compraré lo que quieras... — su sonrisa se ensanchó al ver al chico que amaba sonreír y mirarlo.

Miradas |Rinzu|Where stories live. Discover now