Capitulo 4: La emancipación de Stella

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Se lo merecía (Se lo merecía) Se lo busco todo este tiempo. Yo no lo hice, pero si lo hubiera hecho ¿Cómo puedes decirme que estaba equivocada?- Cell Block Tango, Chicago Cast.

Edén

Siempre me ha gustado imaginar mi vida como si fuera una película, con una canción cuidadosamente seleccionada para cada momento, siguiendo un guion escrito por mi retorcida mente soñadora y viviendo como si fuera la protagonista de una gran historia de romance que está punto de iniciar... pero que por algún motivo nunca comienza.

Vivo en una ciudad relativamente pequeña y por supuesto que me había topado con chicos que me habían llamado la atención en algún momento, había desarrollado un crush en unos algunos cuantos. Tan solo bastaba un pequeño intercambio y creía que enamoraba, pero mis enamoramientos eran tan fugaces que no pasaban de tres semanas. Soñaba despierta con un chico lindo, construía una personalidad perfecta para ellos en mi cabeza y me enamoraba de la versión de ellos que mi mentec creaba, luego encontraba algo que me disgustaba sobre ellos y los condenaba al fracaso mucho antes de que la historia de amor iniciara. Tres semanas la magia se desvanecía, el fugaz enamoramiento sentenciado a muerte, el nombre del chico que le había dado vueltas a mi cabeza pasaba al olvido y mi historial de citas se mantenía prácticamente nulo.

A veces ni siquiera hablaba con ellos, simplemente los descartaba. Todos pensaban que era demasiado exigente.

Sin embargo, parecía que finalmente había encontrado a alguien, el chico parecía prometedor y había logrado pasar la prueba de las tres semanas, ¿No sería ese un mensaje del universo? Después de tanto esperarlo, finalmente había encontrado a mi alma gemela perfecta.

No tengo muy en claro en qué punto la trama de mi historia comenzó a torcerse, todo parecía encajar perfectamente bien con el guion que había creado en mi cabeza, una buena chica conoce a un chico, una canción de amor épica suena de fondo, el chico le invita un café a la chica y ella se marcha con la sensación de estar ante algo nuevo, algo que podría ser bueno, la historia perfecta que toda su vida había esperado. Vaya, ¿Qué podía salir mal? ¿Verdad?

En mi mente Julien podía calzar en la descripción perfecta de interés romántico de la protagonista: alto, guapo, gracioso, un caballero de brillante armadura. La forma en la que nos habíamos conocido parecía el inicio de una película, todo parecía estar escrito en las estrellas, lo había visto y Love Story de Taylor Swift comenzó a reproducirse automáticamente en mi cabeza. Juro que pude escuchar con claridad los acordes de la guitarra y la primera estrofa: «We were both young when I first saw you...» Silencio, la música se detiene. De hecho, si soy completamente honesta, Julien requería de ciertos... ajustes, nada que no pudiera arreglarse con el tiempo y si conseguía hacer que alcanzara la versión de él que había creado en los escenarios ficticios con los que mi mente fantaseaba antes de dormir, la versión de él que me gustaba, (la inexistente) seguro que podíamos resolverlo. Detalles pequeños antes de concretar un felices por siempre.

Besas al sapo y esperas a que se transforme en príncipe. ¿No era eso lo que nos han enseñado los cuentos de hada? Un beso de amor verdadero podía solucionarlo todo.

«Serás el príncipe y yo seré la princesa. Esta es una historia de amor, mi amor, solo di que sí...»

—¡Edén, esto te quedaría precioso! —Stella toma una blusa color vino de un estante de exhibición y la coloca delante de mí como si quisiera medírmela, posteriormente la arroja en un carrito.

Está es la parte de la historia en la que se introduce a mi contraparte, mi archienemiga, mi rival, la villana malvada que obsequia manzanas envenenadas y amenaza con robarse el amor del príncipe, destruyendo a todo el reino en el proceso. Pero en este cuento, el sapo no es nada más que eso, un sapo y Stella resultaba ser la chica más hermosa y genial del mundo, parecía sacada de una importante revista de moda con su belleza, encanto e intelecto. Con su largo cabello y pestañas rizadas, las cabezas de todos los presentes giraban a verla con admiración por donde pasaba. No me explicaba como el patán de Julien pudo siquiera pensar en engañarla, simplemente no tenía sentido. No tenía mucho tiempo de haberla conocido y quizás nos conocimos en las peores circunstancias, pero ya la adoraba, era imposible no hacerlo.

Flores para mi EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora