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Santiago se despierta con un fuerte golpeteo cerca de su oído. Él gime y abre los ojos lentamente. Sus párpados parecen plomo, pesados y sólidos. Está acostumbrado a levantarse de la cama sin utilizar los ojos, todavía más que medio dormido, balanceándose sobre sus pies tambaleantes. Él se mueve con la intención de sentarse y se estremece cuando siente una mano cálida sobre su frente, deteniéndolo.
"Cuidado." Escucha. Aquella voz suena aguda, aturdida y tan privada del sueño como él.
"Alma..." Murmura, frunciendo el ceño. El pelirrubio puede sentir sus propios labios formar un puchero, pero está demasiado cansado como para corregirlos y adoptar su habitual expresión neutral. "¿Qué-"
"Shh, vas a despertar al resto." Dice Alma, retirando su mano de su rostro.
Santiago sabe que todavía está demasiado dormido como para pensar concretamente, pero algo ahí no cuadraba. Él respira brevemente y se fuerza a abrir los ojos, entrecerrando estos mismos para observar a la castaña que lo rodea.
"Este no es tu dormitorio." Dice, más para sí mismo que para ella. Su esbelta figura todavía está algo borrosa y él parpadea rápidamente para aclarar su visión. Igualmente puede notar la pequeña sonrisa que comienza a formarse en el rostro de Alma.
"Qué buena observación." Ella se burla mientras niega con su cabeza. Entonces vuelve a él.
Ambos están en España. Más concretamente en Sierra Nevada, un lugar en Granada que simulaba perfectamente el efecto montañoso y nevado de la cordillera de Los Andes, lugar donde había ocurrido una tragedia que sería llevada al cine, con un elenco en el cual ambos participaban.
El sol había salido. La luz entra por las ventanas, pero eso no ayuda a Santiago a determinar la hora. Su puchero de repente se convierte en un ceño fruncido y parpadea hacia la chica parada frente a él. Por su lado, Alma golpea con sus dedos el marco de la litera y él reconoce este como el sonido que lo había despertado.
"Vení." Ella dice, dando un paso atrás y abriendo la puerta de la caravana lentamente.
Santiago arruga la nariz. Tenía ganas de salir, pero hacía mucho frío, no habían dormido casi nada y su edredón se sentía cálido contra su piel. Ninguno de los otros miembros del elenco se habían levantado todavía y el equipo de cámaras seguramente se encontraba afuera, preparando todo para un nuevo día de rodaje. Todas las señales apuntaban a que lo que hacían era incorrecto, que debería quedarse en su cama y seguir durmiendo.
