Enamorado (16/03/24)

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El amor hispano siempre tiene un final fatal. Hasta hay un género de música para ellos. Podrías hacer un álbum de tristes valadas en español y te llegarías a cansar de añadir canciones. Es por eso, que tener ese repertorio de antiguas canciones en un bar con corazones rotos como clientes nunca es una mala idea. Los pobres borrachos cantan sus melodías como pueden hasta las 4:30 de la mañana. Es allí donde Don Andrés, el amo del bar echa a sus clientes y va con su mujer al cerrar el establecimiento.

El protagonista, un joven chico llamado Alessandro siempre sale de ese bar con una botella en la mano, cortesía del propietario cuando bebía tanto que casi creía estafarle. Ese carpintero que no supera a su expareja, aún cuando todavía mantiene a su amante. No sabe que hacer con su vida, despertándose siempre ha las 12 del mediodía y con resaca haciendo su trabajo. 

Por las noches, antes de estar perdidamente bebido, juega al billar. Intenta enamorar a otros hombres con sus ojos claros y su cuerpo no demasiado esbelto. Les gana y liga con ellos, con suerte el otro corriespondia sus intensiones y sus ganas descargaban. Pero al final, habiendo hecho 3 o 4 partidas de más, el alcoholico finalizaba siempre con la botella en mano saliendo del lugar. 

Los recuerdos danzan a la mañana siguiente, confundiendo muchachos de diferentes noches. Sin saber que hacía, rezando cada vez que se levanta que no le echen de su trabajo. Ese triste enamorado no sabe como vivir de nuevo su vida, y en su defecto, solo trabaja, folla y bebe. Nadie le dirá las claves de la vida, ya que los que han sufrido un mal amor solo han actuado como él y los que no, no saben como se siente. 

Es por eso, que a Alessandro le duele el alma. Las astillas de su corazón son mas profundas que las de sus dedos cuando trabaja la madera, que es lo único que le mantiene vivo. Es un enamorado de un solo dueño, y anhela esos ojos que le vieron por última vez con odio al ver la infidelidad por su parte. Pero en su azotea, con sus piernas colgando mientras bebe mira el paisaje. 

-Ódiame, por piedad. Ódiame, porque el rencor hiere menos que el olvido. Por favor, ódiame. Porque solo se siente cuando alguna vez se amó.

Y sin más, se tira por aquel edificio, pensando que si sobrevive, dejará de beber y mantendrá una mejor vida. Pero solo si vive después de esto. Igual que los amores hispanos.

Relatos diariosWhere stories live. Discover now