NOMAS PORQUE SI //SANWOO (ADAPTACIÓN)

🪁08

Era fin de semana de nuevo, Soyeon y Miyeon necesitaban verse y tener una charla de madres-amigas y contarse lo que hicieron en la semana, además de quejarse de las tareas y de sus trabajos. Así que aprovecharon para llevar a sus hijos, sabiendo que estos eran como uña y mugre pensando que estarían toda la tarde jugando.

Sin tomar en cuenta que San no quería ver a WooYoung por un buen rato.

¿Por qué? No lo sabe ¿razón aparente? Posiblemente sea culpa del vecino, quien afortunadamente -aunque no lo diría en voz alta- salió de paseo con su papá y regresaría hasta en la noche y para entonces estaría, gracias a dios, cansado.

Pero igual no tenia ganas de estar en otro lugar que no fuera su casa.

Desde que YeoSang se juntó con ellos sólo han sido cumplidos bobos e intentos de Kang por hacer sonrojar a WooYoung, que no miente ni nada, pero por más que le moleste lo ha conseguido. Y él… bueno, volvió a su rutina de siempre antes de juntarse con WooYoung.

Solo eran él, su almuerzo y un peluche de gatito que le regaló su padre.

Es que su presencia sobraba tanto ahí, que un día al azar de esa semana tan eterna, simplemente se levantó de la mesa para regresar al salón, y para cuando la campana sonó salió por WooYoung para volver al aula, y este ni por enterado de que se había desaparecido.

Pero ahora, ambos en la habitación de WooYoung, este sobre su camita y San en el suelo jugando con unos cubos coloridos de construcción, todo era silencio e incluso sentía feito cuando veía a WooYoung de reojo, con la vista perdida, jugando con sus deditos y un leve pucherito.

Supo que Wooyo quería llorar, pero su orgullo no le permitió levantarse.

—Sannie — le llamó en voz baja, sin embargo no tuvo respuesta —San-ah — volvió a llamarle ahora con otro apodo que había escuchado de su mami, y por un momento temió que el azabache le haya dejado solo y él llamando a la nada.

—¿Qué? — contestó tosco, desarmando la torre para armar otra. WooYoung suspiró aliviado al saber que no estaba solito.

—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?

—No

WooYoung hizo un mohín cuando escuchó el tono de voz de su mejor amigo, así que intentó de nuevo.

—¿Hice algo malo?

La pregunta le partió el corazón, tanto que sintió el nudo en la garganta y sus manitas temblaron. La torre cayó provocando un fuerte sonido que espantó a ambos, y luego todo volvió a ser silencio.

—Woo — le llamó, en un tono más bajito de lo normal. WooYoung le respondió con un leve sonido —A ti… ¿A ti te gusta YeoSang?

Sin permiso alguno las mejillas de WooYoung fueron como grandes manzanas de lo rojo que estaba, y le iba a contestar pero simplemente no supo qué decir, sus manos sudaron, y tenía ganas de llorar.

—¿Qué? — le devolvió la pregunta en un hilito de voz —No, mami dice que estoy muy chiquito para pensar en eso.

—Ah, no importa. Sólo era curiosidad — bajó la mirada y torció la boca, volviendo a su tarea de armar un castillo.

WooYoung gruñó y golpeó el colchón en el que estaba sentado.

—Ven aquí — le ordenó molesto, y San sintió miedito cuando vio la frente de WooYoung arrugada y sus orejas rojas.

Sin pensarlo se sentó frente a él, cuando WooYoung sintió que alguien se sentaba en el mismo lugar buscó desesperadamente la mano contraria, hasta hallarla y formó una sonrisa de satisfacción.

—Por eso no me hablaste en toda la semana ¿verdad? — no respondió —Ush, Sannie… ¿Estás celoso?

—¿Celoso? — cuestionó indignado —¡Por supuesto que no! Es solo que… — trago saliva —A él le dices que es bonito todos los días y a mi no, y siempre hablas con él, me ignoras, ya no sé si soy tu mejor amigo o no.

WooYoung se quedó en silencio, no tuvo que decir nada para darle la razón a San; su mami le había dicho que cuando tuviera más amigos aparte del azabache tenía que darles su atención a todos por igual, así como ellos se la darían, pero sin darse cuenta estaba haciendo todo lo contrario, y estaba dejando a su Sannie solito de nuevo.

No, no puede permitirse eso.

Gruñó de nuevo soltando con brusquedad la mano de San, y decidido llevó ambas de sus manitas al rostro de este, para pasarlas por su carita sin decir nada.

Ojos pequeñitos, labios delgados, mejillas suaves, ni hablar de la nariz. Siguió pasando sus deditos por toda la carita de su mejor amigo bajo la mirada confundida de este. Y luego, cuando ya tuvo una imagen mental, alejó sus manos y sonrió en grande.

Tenía una imagen mental, y era tan bonita que sus mejillas se sintieron calientes.

Bonito no, guapo.

—Eres más bonito que YeoSang — soltó de la nada, cambiando su gesto casi de inmediato —Perdóname Sannie, prometo que no volveré a dejarte de lado cuando estemos con Yeo.

Suspiró en derrota —No importa de todos modos. — dijo, aunque en su interior estaba contento.

Sonrió, una sonrisa tan sincera de esas que sólo le mostraba a su mami y a su mejor amigo —¿Me prometes que si algo te molesta me lo vas a decir? — murmuró un pequeño "si" que hizo sentir orgulloso a WooYoung —¡Bien! Ahora tengo hambre, vamos por helado.

San lo ayudó a bajar de la cama, y juntos fueron hasta la cocina donde le pidieron a Miyeon un vaso de helado o si se podía todo el envase. La mujer les dijo que solo un platito para ambos ya que mucho helado podría enfermarlos. Aceptaron sin objeción y fueron a la sala a escuchar un audiolibro.

Sonriendo porque ya extrañaban estar así, sólo los dos.