Capitulo 19

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El paseo hasta el estacionamiento fue silencioso, excepto en el momento en que Brittany indicó dónde estaba el Mercedes. Una vez dentro y con el motor en marcha, sacó un cigarrillo y antes de que pudiera encenderlo recordó que a Santana no le gustaría que fumara en su auto.

—Parece que el otoño ha llegado pronto este año, ¿eh?—

—Así es— contestó Jake —Será mejor que saque mi chaqueta de deportes lo antes posible—

—¿En qué deporte te la dieron?— Preguntó, sin perder de vista el tráfico, mientras salían del aparcamiento  —¿Por dónde voy?—

—A la izquierda. Fue en atletismo, igual que Santana—

Brittany fue hacia donde él le había indicado y pronto se encontraron rodeados de autos. —No sabía que le gustaban los deportes—

—La verdad es que no creo que le importara mucho entrar en el equipo universitario. Es una de esas cosas que hizo porque sus amigas también lo hacían—

—¿Y tú también lo hiciste por eso?—

—Pues… no soy un genio como Santana. Ella sacaba sobresalientes todo el tiempo. Yo me conformaba con que me dieran una beca de atletismo. Pasé sin pena ni gloria. ¿Y tú?—

Al ver las gotas que empezaban a formarse en el cristal, Brittany puso en marcha los limpiaparabrisas. —Em… yo no terminé el colegio—

—Oh— dijo él —No lo sabía. Un error mayúsculo, ¿no?—

—Algo así— contestó ella —Nunca fui del tipo de gente que sigue las reglas—

Jake soltó una risotada. —Entonces tiene gracia que te lleves tan bien con mi hermana—

—Ya…— Brittany no estaba segura de cuánto sabía el chico sobre la vida de su hermana — Sólo somos compañeras de apartamento—

—¿Sabes? Así es como mamá solía llamarlas cuando yo era pequeño. Como si no fuera capaz de entender que mi hermana es gay— Jake rió de nuevo —Me quería hacer creer que tan sólo vivían juntas y que la traía a casa cada vez que venía. Fue más o menos cuando tenía quince años… las vi pelearse y les dije que se besaran e hicieran las paces. Parecía que Santana se había tragado un chile y Quinn simplemente se empezó a reír a carcajadas de ella— Suspiró y apoyó la cabeza contra la ventanilla —A veces creo que Santana todavía me ve como a un niño—

En ese momento, rebuscó en su bolsillo y sacó uno de los cigarrillos que Brittany le había dado antes. Ella, por su parte, empezó a plantearse la idea de corregirle una vez más acerca de la naturaleza de su relación con Santana, pero decidió que, por el momento, no tenía mayor importancia. —¿Tengo que girar en algún sitio?—

—Pasa otras tres farolas y a la derecha— Dirigiéndose a un lado de la carretera, Brittany siguió las indicaciones, girando y girando hasta que Jake señaló una de las casas en lo más alto de la colina —Esa es. Puedes estacionar en el camino de acceso, pero no tapes el garaje. Mi auto necesita un embrague nuevo, pero el de mamá va bien—

Tras entregarle las llaves a Jake, Brittany le siguió al interior de la enorme casa. Se detuvo justo en la entrada, echando un vistazo a la cantidad de fotografías enmarcadas que cubrían las paredes. En lo que supuso era un retrato del colegio, contempló a una pequeña Santana con coletas y tirantes sonriéndole. Pasó de una foto a otra, viendo, conforme pasaban los años, cómo Santana se transformaba de una jovencita desaliñada a una auténtica belleza de colegio, para terminar como graduada universitaria. En la pared opuesta, Brittany descubrió un espacio similar para las fotos de Jake, quien en ese momento estaba abriendo un par de puertas corredizas.

El corazón de BrittanyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora