Jimin como tu novio, y Jeon como su hermano te desprecia.

8.

—Bonita, voy por mi auto a casa y paso a recogerte—.

—Sí, está bien, ve con cuidado—.

—Será así—. Me dio un beso en la frente. —Te amo—.

Él se fue.

(Narra Jeon).

Salí de la casa de Aurora feliz y justo en ese momento estaba Jimin.

No puede ser, hice una mueca de mal gusto.
—¿Qué estás haciendo acá?—.

—Vine a hablar con Aurora, es mi novia—.

—¿Novia?, ajá—. Sonreí amargado, me acerqué a él y le dije. —Te recuerdo, que Aurora ya no es tu novia... Es mi chica, solamente mía, así que déjala tranquila—.

Él se puso a reír. —Perfecto, la parejita del año, no creo que Aurora dure demasiado contigo, eso te lo doy por seguro—.

—¿Ah, sí?, ¿Y por qué no va a durar conmigo?—.

—Date cuenta, eres solamente un chico con problemas de ira, que apenas puede controlarse cuando le dicen algo, así que piénsalo bien, ¿Te aceptara con ese problema?—.

Apreté mis puños con fuerza pero no quería perder el control, así que respiré hondo y le dije. —¡Sí, me cuesta aprender a controlarme cuando hablan de mi!, pero imagínate si hablan de Aurora, puedo ser aún más peor. Además... Soy un chico apuesto, que sabe lo que quiere, no ando con una y con otra, y eso es lo que buscan las chicas, un hombre como yo—. Le di un guiño y una sonrisa burlesca, y me fui.

Lo miré y pude ver su impotencia desde lejos...

Al rato después entre a la casa y estaban mis padres.

—¡Jeon!—. Levantó el tono mi padre.

—¿Sí?—. Lo miré serio.

—¿Cómo se te ocurre hacer una cosa así?—.

—¿Qué estás hablando?—. Pregunté curioso.

Él se acercó a mí furioso y me golpeó la cara. —¡Eres un inútil, ¿Cómo se te ocurre pegarle a Jimin y hacer un problema a mayor?!—.

Lo miré confundido, no sabía lo que pasaba o lo que estaba diciendo, pero no le dije nada.

Me limpié la sangre de la boca y lo miré con impotencia.

—¡¿No vas a decir nada?!—. Gritó. —¡No sé cómo puedes ser así, siempre eres el que deja problemas en esta casa, eres la oveja negra de esta familia, ahora por culpa tuya Jimin terminó con Aurora, por tu maldita culpa, Aurora no es nada para ti, no vale nada, ah, verdad que son iguales y diferencia no tienen—.

Cuando comenzó a decirme todo eso, mi cuerpo comenzó a temblar de ira.

—¡Perfecto seguirás sin decir nada!—.

—¡Ya cállate!—. Grité. —¡Me voy a ir de la casa con Aurora y no me vas a ver nunca más en tu puta vida, eres un asco como padre!—.

Me dio otro golpe y me empujó a la pared.

—¡Eres un insolente sin educación, espero que te vayas y no regreses más, ¿Me oiste?, inútil—.

Lo sujete de la camisa y lo apoye en la pared, apreté mi puño y le iba a pegar, cuando mi madre dijo mi nombre.

—¡Jeon, por favor detente, no serias capaz, ¿Verdad?!, detente hijo por favor—.

Miré a mi padre y le dije. —¡La otra no la dejaré pasar!—. Lo solté y me fui de ese lugar.