CAPITULO 2

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   *⁠.⁠✧ CAPITULO 2: BESOS EN LA PENUMBRA.
 

  Yacía en mi cama, rodeada por la suavidad de las sábanas de seda y los almohadones bordados con hilo dorado. La habitación, decorada con tonos suaves y muebles elegantes, emanaba una atmósfera de serenidad y opulencia. Las cortinas de terciopelo blanco y dorado colgaban graciosamente alrededor de las ventanas, filtrando la luz del sol que se deslizaba suavemente sobre el suelo de mármol y parte de la cama donde me encontraba.

   Con la mente en la celebración de esa noche, dejé vagar mis pensamientos. Me preguntaba quiénes serían los invitados, había muchas probabilidades de que fueran las amigas pijas de la prometida de mi asqueroso hermano, también me cuestionaba qué música resonaría en los jardines y qué exquisiteces que se servirían en la mesa. Aunque su corazón se sentía pesado por la situación familiar y las expectativas impuestas sobre ella, anhelaba un momento de libertad y alegría en medio de la opresión que rodeaba su vida.

   Mientras contemplaba el techo decorado con intrincados diseños, una mezcla de emoción y ansiedad burbujeaba en su interior. Sabía que esa noche tendría que enfrentarse a su familia y a la realidad de su situación, pero también guardaba la esperanza de encontrar un respiro en la compañía de sus amigos más cercanos o en un momento de complicidad con alguien especial.

   Con un suspiro, me  levanté de la cama y se acercó a la ventana, dejando que la brisa suave del atardecer acariciara mi rostro. Sabía que, pese a todo, encontraría la fuerza para enfrentar los desafíos que le deparaba la noche.

   Mientras el sol se ocultaba lentamente en el horizonte, dejé que mi mente se deslizara hacia mi pareja secreta, hacia mi amor prohibido, Alec. Recordaba nuestros encuentros furtivos en los rincones oscuros del palacio, las risas susurradas y los besos robados. Aunque su amor estaba prohibido, era la única fuente de luz en su oscura realidad.

   Con determinación, me preparé para mi maravilloso encuentro con él esta noche. Sabía que debíamos ser cautelosos y evitar ser vistos juntos, me encerrarían si nos descubrían, mi padre solía decir que los plebeyos nunca debían de estar con personas de la alta nobleza, pero la promesa de nuestro amor era más fuerte que cualquier obstáculo.

  Me puse un vestido que me encontré en el fondo de mi vestidor, era sencillo pero a la vez elegante, lo suficientemente discreto para no llamar la atención, y me aseguré de ocultar cualquier rastro que pudiera delatar nuestro encuentro secreto.

   Cuando llegó el momento, treinta minutos antes de la gran celebración de cumpleaños. Me deslicé por los pasillos del palacio con la gracia de una sombra, encontrándome con mi amado, con mi querido Alec en el lugar acordado, un lugar escondido, entre las sombras, en este lugar nadie nos encontraría.

    Al verlo, mi corazón dio un vuelco de alegría y emoción. Nos abrazamos con fuerza, fundiéndonos en un abrazo lleno de deseo y anhelo. Sus labios encontraron los míos en un beso apasionado y ardiente, donde la ternura se convirtió en un torbellino de pasión desenfrenada. Mis manos se aferraron a sus hombros con firmeza, mientras sus dedos se deslizaban y acariciaban por mi cabello, enviando escalofríos de placer por todo mi cuerpo. Nuestros cuerpos se acercaron aún más, sintiendo el calor y la urgencia de la atracción prohibida que nos consumía. Metió su lengua en mi boca, explorando todas las zonas que había en ella, jugamos con nuestras lengua en un abrazo tierno y excitante. Solté un gemido cuando su mano se posó en mi trasero y apretó. Él era... Él era tan bueno con esto.

   El mundo a nuestro alrededor se desvaneció en un remolino de sensaciones, mientras nos entregábamos al éxtasis de nuestro amor clandestino. Cada roce, cada susurro, cada gemido era un eco de la pasión que ardía entre nosotros. Sentía un fuego arder en lo más profundo de mi ser, un deseo abrasador que solo él podía calmar. Mis labios buscaban los suyos con avidez, queriendo más y más de la embriagadora sensación de tenerlo cerca.

   Aunque nuestras manos permanecían sobre la tela de nuestra ropa, podía sentir el calor de su piel atravesaba la mía, despertando un deseo aún más intenso en mi interior. Notaba mi bajo vientre humedeciendo con  cada caricia, cada roce, cada gemido, cada beso. En ese momento, éramos uno, unidos por el lazo indisoluble de un amor que desafiaba todas las normas y convenciones. Cada norma que me imponía mi padre, el rey de este palacio.

   — ¿Quieres más? — me preguntó sin aire en los pulmones —. Podemos seguir si quieres — me besó suavemente en los labios, llevándose todos los pensamientos que me rondaban por la cabeza —. Ir a más — posó de nuevo sus labios sobre los míos —. Hacer el amor en la hierba bajo nuestros pies.

   — Alec — gemí —. Algún día. Pero ahora tengo volver a mis aposentos para ir a esa horrible fiesta en los jardines.

   Posó sus hermosos ojos verdes sobre los míos.

   — Te podrías quedar aquí. No acudir a esa horrible fiesta.

   — Lo siento — exhalé el aire que tenía guardado en mis pulmones —. Te prometo que cuando podamos, te haré el amor hasta cincuenta veces en mi cama.

   Reímos.

   — Prometido — nada más decir esto. Sus labios tomó los míos en un beso lleno de pasión y amor —. Suerte para la fiesta, querida.

   Dicho esto se alejó. Entrando en la linea de árboles y así, desapareciendo entre esta.

   Ahora era el momento de acudir a esta celebración en honor a la futura esposa de mi hermano.

✧✧✧

   *⁠.⁠✧ Buenasss. ¿Cómo estáis? Espero que sea genial. Y también espero que os haya gustado este capítulo. Yo estoy orgullosa de la escena que han tenido Alec y Beatrice, es la primera escena de este tipo que escribo. Lo siento si nos haya gustado como a mí. Os deseo un muy lindo día. Os quierooo.

La Prisionera Del Templo.Where stories live. Discover now