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Hola a todos, este capítulo será narrado desde el punto de vista de Lucifer, espero que os guste el formato, en el siguiente volveremos con Eva

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Apreté el violín entre mis manos, estaba frustrado. ¿Porqué Eva había decidido proteger a ese imbécil? No lo entendía, Adán era un soñador, un bueno para nada, un regalado. Encima él la había marcado, había marcado su cuerpo.

¿Por qué me importaba tanto? Eva era  solo mi trofeo final. Mi única victoria contra padre pero... ¿Porque dudaba?

No es que quisiese deliberadamente hacerla daño, su traición era algo necesario para mí liberación y también la de todos los humanos... Aunque aquello causase su desgracia... Debía sacrificarse ¿Verdad? Sí, era necesario

Con Lilith había sido fácil, desde que nació ella no aceptó las normas celestiales, así que solo necesitó un poco de ayuda para salir del dominio de Dios y Adán. Pero Eva... Ella era diferente, parecía tener un sentido de responsabilidad... Casi maternal hacia todos los seres vivos del Edén, incluidos animales, plantas y por supuesto Adan y los ángeles. Los amaba aunque fuera consciente de su dominio.

Ella no notaba la forma en la que todos anhelamos su atención, aunque sea por unos minutos. Como una droga, por un lado aquello tenía sentido, ella fue creada para ser deseable, era muy curiosa, cariñosa, carismática, algo sarcástica e inteligente y sentía sola. Muy sola y atrapada. Igual que yo

La primera vez que la vi acercándose al manzano dejé que mi cuerpo de reptil cayese sobre ella. Sus ojos grandes me observaban con curiosidad, no con miedo. Su piel era suave y olía a jazmín, de un bonito tono canela, era cálida, a diferencia de Lilith que era fría y olía a menta. Por un momento olvidé el propósito por el que había acudido a ella y dejé caer la manzana al suelo.

Eva se sorprendió al verme hablar como serpiente, aún sonrio al recordar aquello, corrió despavorida e incluso se tropezó con una de las ramas que habían caído del árbol, pero no dejó de correr.

La siguiente vez que la vi ella se lavaba el cabello en el río, este apenas cubría sus pechos. Se encontró en el río una rana de color azul verdoso, trató de atraparla cayendo al agua. La torpeza era otra de sus características personales. Tuve que contener la risa para que no supiese que la estaba espiando. Cautelosamente dejé un vestido color blanco sobre la orilla y me marché. Eva creyó que el vestido había sido un regalo de Adán, esto me molestó a pesar de que sabía que ella no me conocía.

Ella no me conocía, pero yo ya sabía todo de ella. Su miedo a no ser escuchada por padre, el temor a ser un accesorio de Adán... A ser obligada a callar. También sabía que anhelaba libertad, horizontes nuevos, muchos me tacharon de engatusarla, de manipularla, pero lo cierto es que lo único que hice fue comprenderla. Ella y yo teníamos mucho en común, podía verme a mí mismo en sus ojos, podía escuchar los latidos de su corazón sin tocarla como si mi cuerpo reconociese su presencia.

El día que oficialmente nos conocimos ella puso una mueca al escuchar mi voz. Parecía haberla reconocido. Repitió mi nombre en un susurro, su voz era dulce y feminina. Llevaba puesto el vestido blanco que había dejado en la orilla. Las telas acentuaban sus curva como las de una escultura griega.

Mis pensamientos se llenaron de deseo impuro cuando la tuve delante y sus ojos verdosos me miraron. Pensamientos que como ser celestial no se me permitían sentir. Era bella, de una forma distinta a Lilith, si Lilith era gracia celestial, luna, hielo y rosas, Eva era terrenal, sol ardiente y girasoles.

La mirada de Lilith una vez penetró mi alma pero la de Eva quemaba más que mil soles. Se acercó a mí ignorando a los demás. Gabriel me había advertido ella era una mujer peligrosa, no por que tuviese malas intenciones, si no porque fue creada por dios para ser fruto de deseo, de anhelo, pura y maravillosa.

Comencé a seguirla por todo el jardín del Edén, me mentía a mi mismo diciendo que era para obtener una oportunidad de tentarla. De hacer que Mordiese la manzana, pero lo cierto era que solo quería sentirla cerca. De pronto su voz me detuvo:

- ¿Vas a seguirme todo el día o prefieres acompañarme? Es un poco incómodo saber que alguien te está siguiendo - me dijo con el ceño fruncido - eres un poco raro ¿sabes?

- ¿Como sabías que estaba allí? No deberías ser capaz de detectarme, ningún ser vivo sin poderes celestiales lo es.

- No lo sé, simplemente siento mi cuerpo calentarse cuando estás cerca

Mi mejillas comenzaron a arder, sabía que aquello lo habia dicho sin ningún tipo de connotación sexual o de deseo. Ella era demasiado ingenua para eso, pero de todas formas hizo que me corazón se acelerase. Me acerque a ella y la cogí de la mano le dije que se agarrara para no tropezar, ella apartó la mano, pero me cogió del brazo:

- Eva - llamé su atención, ella miraba hacia el manzano - ¿Te han dado la noticia?

- ¿Noticia?

Miré hacia su vientre, molesto. Se suponía que yo no debía decir nada, la sangre me hervía como el agua de una tetera. Podía ver al engendro formarse en su vientre, podía sentirlo. Eva no sabía nada sobre su condición aún, Gabriel le había explicado que significaba ser madre, ella, como primera humana, era algo intrínseco en ella. Instinto, pero no sabía que había quedado embarazada tras su último encuentro con Adán

- Nada, supongo que Gabriel te dará la noticia más tarde

Soltó mi brazo, al parecer mi respuesta no le había gustado. Cuando se enfadaba solía tocarse el cuello y la clavícula como si fuese un efecto regulador. A veces solía pellizcarse el brazo levemente.

Siguió avanzando hasta un pequeño estanque. Era un estanque lleno de patos y crías de patos. Había algunos cisnes:

- El pato es mi animal favorito

Se arrodilló frente al estanque y rápidamente todos los animales del estanque la rodearon, todos menos uno. Eva lo señaló con el dedo, era un polluelo, grisáceo y blanco, diferente a los demás, parecía no seguir a sus hermanos, despeinado. Lo observé detenidamente sumergido en mis pensamientos:

- Te pareces a ese - dijo refiriéndose al polluelo, rió

- ¿Así que soy el animal más feo del estanque de patos eh? - suspiré pensando que se burlaba de mi

- Ese polluelo es una cría de cisne, padre decidió llevarse a su madre cuando aun era una cría, así que se crió solo. Es un pequeño guerrero

En aquel momento me invadió un fuerte deseo de besarla, de estrellarla contra mi pecho y no dejarla ir. Se veía hermosa observando el estanque, me había prendado de su ser hasta los huesos. Ella me sonrió, era la primera vez que ella sonreía para mí, al menos genuinamente. Más tarde el dolor más difícil de superar fue el saber que ella jamás volvería a sonreír así... Y menos para mí.

( Creo que si habéis visto la serie sabéis de la obsesión de Luci por los patitos de goma ;-) )

Eva ll (Hazbin Hotel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora